En estos momentos en que la 4a ola del COVID-19 va en franco aumento, es de vital importancia que todas las personas se encuentren vacunadas, incluidas también aquellas que por fuerza tienen que estar en lugares confinados y con poca ventilación, como son las personas privadas de su libertad en los penales. 

Y si hay una población penitenciaria que ha sido atendida adecuadamente, con pulcritud y prestancia, para tomar medidas que eviten los contagios y la transmisión de este virus, es la población penitenciaria de Veracruz. 

Se sabe que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), a través de la Dirección General de Prevención y Reinserción Social (DGPRS), concluyó la aplicación del esquema completo de la vacuna contra el Covid-19 en la población penitenciaria, con lo cual da cumplimiento al derecho a la protección de la salud de las Personas Privadas de su Libertad (PPL) en la entidad. 

En los centros penitenciarios de Veracruz, desde hace casi dos años en que inició la pandemia, se activaron protocolos de actuación para la atención de la contingencia sanitaria, que incluso fueron replicados en penales federales y de otros estados del país. 

No solo se les dota a las personas privadas de su libertad el acceso al trabajo que los auxilie en su manutención, sino que también que se les atiende en sus derechos humanos. 

En coordinación con la Secretaría de Salud, mediante las jurisdicciones sanitarias y las Brigadas Correcaminos, 455 mujeres y seis mil 546 hombres privados de la libertad recibieron la primera y segunda dosis de la vacuna anticovid. 

Y también se sabe que ya se encuentra en proceso de programación la aplicación de la tercera dosis de refuerzo contra el COVID 19 para todos los internos de los centros penitenciarios de la entidad. 

¡Bien!