Termina un primer capítulo: el aeropuerto internacional Felipe Ángeles (Santa Lucía), en el Estado de México, inició operaciones el 21 de marzo del 2022 como se había programado, al tiempo que el Lago de Texcoco, donde se construía el anterior aeropuerto, se convertirá un área natural protegida según el Diario Oficial de la Federación y fue anunciado ayer mismo por el presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Sin embargo, la lucha mediática seguirá y seguirá entre los que perdieron y los que ganaron. Los defensores del gran proyecto de Texcoco no pararán y seguirán magnificando todo lo malo e incompleto y seguirán insistiendo en que el Felipe Ángeles fue construido en un área inadecuada y que quedó como un aeropuerto bananero. 

Así, la tinta seguirá. Nadie dará cuartel y habrá que acostumbrarse a la lucha por el poder. Los que llegaron se quieren consolidar y los que se fueron quieren regresar. 

Ahora, los temas que se calentarán y seguirán en disputa son los de la refinería de Dos Bocas en Tabasco, el Tren Maya en la Península de Yucatán y el Corredor interoceánico, que unirá los puertos que nos comunican comercialmente con los países del Pacífico y el Atlántico. 

Pero por lo que toca al aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía, a partir de este 21 de marzo del 2022 empezó su propia historia, igual al que el que se constuía en lo que será el santuario ecológico de Texcoco. 

El tema es que a tres años aún no se entiende que los mexicanos votaron por una transformación del país.