Vaya caso el que comenta hoy aquí en su “Columna sin nombre” el periodista Pablo Jair Ortega. Sin duda para Ripley por el sin fin de cabos sueltos que describe. 

Se trata del caso que se dio a conocer como un probable robo de un aparato portátil de ultrasonido presuntamente propiedad de la Secretaría de Salud de Veracruz. 

El caso es que al parecer ni a las autoridades de la Secretaría de Salud, a cargo de Don Roberto Ramos Alor, ni a la Fiscalía General del Estado de Veracruz, a cargo de Verónica Hernández Giadáns, les ha importado un comino el tema y todo sigue igual o peor que antes. 

Y se dice que peor, porque ahora la persona que denunció el presunto delito de robo a bienes del Gobierno del Estado se encuentra en un verdadero viacrucis, enredada entre un berenjenal de temas que tienen que ver con la recuperación de su hijo que le fue arrebatado por las autoridades judiciales y a pesar de haber denunciado abusos, maltrato y violencia contra su persona de parte de su ex esposo, nadie, pero nadie, al parecer se ha dignado a protegerla y mucho menos a investigar a fondo el tema del robo del ultrasonido portátil. 

La narración que nos hace aquí Pablo Jair es de locura y de plano da coraje tanta indolencia de parte de las autoridades. 

El tema es más que preocupante, pues como se pregunta Pablo Jair, “¿Y qué esperan para actuar? ¿Qué golpeen a la persona? ¿La maten? Hay todos los elementos no sólo para la detención por el robo de equipo en la Secretaría de Salud, sino otras agravantes que, al parecer, les da hueva investigar o están esperando por algún ‘incentivo’”. 

Pero no le contamos todo, mejor lo invitamos a leer a Pablo Jair y su columna completa aquí.