Aunque no lo parezca, para las autoridades es muy difícil detectar cuando a sus espaldas sus subalternos cometen actos de corrupción… a menos, claro, que sean ellas mismas las que están coludidas para realizarla. 

Los corruptos no andan divulgando su corrupción, y los que por necesidad, por gusto o por costumbre, participan con el funcionario corrupto, tampoco lo divulga. 

Por eso es que el llamado de Ricardo Ahued, alcalde de Xalapa, es muy pertinente. Deben ser la sociedad y los medios de comunicación los que deben ayudar señalando cuando hay actos de corrupción en el ámbito gubernamental. 

Lo anterior, por supuesto, sin menoscabar la labor de las autoridades que funcionan ex profeso para evitar la corrupción. 

Sin embargo, como bien dice Ricardo Ahued, “Si nos enteramos, actuaremos de manera contundente. Si no actúo, soy cómplice, así que no lo vamos a tolerar”. 

Y sí, si alguna autoridad sabe de estos actos y no hace nada, se vuelve cómplice… pero también la sociedad y los medios, si saben de funcionarios corruptos y no los señalan, también se vuelven cómplices. 

No se trata, eso sí, de señalar por señalar y sin que haya constancia del señalamiento, pues sería tanto como un linchamiento mediático sin presunción de inocencia, pero si hay pruebas o alguien es directamente impulsado a cometer actos indebidos, entonces no se debe dejar pasar. 

Para que haya corrupción, por ejemplo, en áreas de construcción, debe existir un funcionario corrupto pero también una empresa corrupta… y lo mismo pasa con las otras áreas municipales. 

La advertencia entonces no debe considerarse como flechas soltadas al aire, “En este Ayuntamiento no se tolerará la corrupción, vamos a desprender (despedir) a cualquier persona que se atreva a incurrir en actos de corrupción”, esa es la sentencia de Ricardo Ahued.