En el fondo del Acuario de Veracruz solo hay agua y vida animal contaminada por posturas políticas irreconciliables que solo despiertan odios y frenan el avance de la ciencia y la economía. 

La clausura del Acuario de Veracruz debe ser resuelta de inmediato por la vía institucional y racional, puesto que lo que se ha difundido, escrito, informado y mal informado hasta la fecha, solo ha generado polarización y malos entendidos. 

La sociedad quiere ver juntos y en mesa pública a todos aquellos actores que tienen que ver con el tema. De manera civilizada se deben exponer los diferentes y diametrales motivos que orillaron a la autoridad a la clausura... pero con pruebas. 

Con la ley en la mano se deben hacer del conocimiento público las faltas que se han cometido y sancionar a los responsables si es que los hay, pero por otro lado, se debe diseñar un Plan de soluciones consensuadas en bien, en primer lugar, de la vida animal que ahí se encuentra y, en segundo, la vida económica que se ha generado a su alrededor. 

La posición oficial de la Procuraduría del Medio Ambiente es que dará entrada a la denuncia realizada por personal del Acuario de Veracruz, en la cual se enumeran diversas irregularidades en la operatividad del centro acuático, principalmente en lo relacionado a omisiones y negligencias graves en el cuidado de especies marinas. Sin embargo, también reconoce que es una denuncia anónima, lo que aunque da pie a investigación, también da pie a dudar de la veracidad. 

¡Ya basta de dimes y diretes estériles!