Entramos a la segunda mitad del año y la economía mexicana no mejora, pero tampoco se desmorona ni tiene tendencia a caer, pese a las fuertes presiones inflacionarias internacionales, los efectos colaterales de la pandemia del Covid-19 y la guerra de Ucrania.

Lo anterior se deduce de las cifras publicadas por el INEGI, nada alentadoras, por cierto, para los que exigen que haya mejorías y crecimiento económico cuando el mundo entero se ve convulsionado por una inflación que le ha heredado al mundo la guerra entre Rusia y Ucrania.

El Sistema de Indicadores Cíclicos palabras más, palabras menos refiere que la economía mexicana no mejorará, por el contrario, los datos refieren que continuará la desaceleración gradual en la que México ha entrado a raíz principalmente por el incremento de las tasas de interés, medida adoptada por el BANXICO para tratar de controlar la inflación.

El indicador adelanta anticipar ciclos económicos, con base a los datos de cómo va comportándose la economía, y durante el registro del último mes de mayo, refiere que son 10 meses seguidos con la misma tendencia.

Muy cierto lo anterior ya que, durante ese periodo, la economía en México no ha mejorado en ninguno de sus aspectos, y la inflación no ha logrado detenerse, la confianza empresarial sigue siendo mala y las calificaciones de empresas internacionales no son las mejores para el país, además de que el mercado bursátil tanto de México como de Estados Unidos siguen siendo débiles.

Las cifras del INEGI coinciden con las que se emitieron desde el Departamento de Economía y Asuntos Sociales de las Naciones Unidas que señalaron que ‘La economía de México seguirá la tendencia de desaceleración prevista para todos los países de América Latina y el Caribe con grandes riesgos a la baja en sus perspectivas, incluidos los contagios por COVID; el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, y la creciente inestabilidad política y social”.

En el mejor de los casos, el INEGI establece que la tendencia a largo plazo para la economía es que seguirá tal como está, con una tendencia de desaceleración paulatina, lo cual es lo menos malo que le puede pasar al país, dadas las condiciones mundiales actuales y lo que se espera pase, por la falta de producción que por obvias razones se están dando en Ucrania, país desbastado en todas sus ramas de la economía por Rusia.