Esta tarde en los cafés del Puerto de Veracruz se recordó cómo hace años, no pocos vieron como una gran injusticia lo que resultó después de aquella famosa requisa de 1991 que realizó el expresidente Carlos Salinas de Gortari al Puerto de Veracruz. Hoy, paralelamente, nuevamente los sabios bebedores de café ven también como una injusticia que terceros tengan que pagar las consecuencias.  

No se vale lo que esta mañana hicieron los obreros de aquella Unión de Sindicatos de Maniobristas, Estibadores y Checadores del Puerto de Veracruz, quienes tomaron por asalto diversos edificios donde cientos de veracruzanos debían realizar trámites ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT). 

Cierto, los obreros sobrevivientes de esa Unión, pelean por sus derechos y esto estaría bien, sería justificable si a la fecha no se hubieran agotado todas las instancias legales para que se les restituyeran sus derechos laborales. 

Cierto es que de aquella requisa del ’91, 5 mil obreros quedaron en la indefensión pero también es que hoy a cientos de veracruzanos -sin culpa alguna- se les impidió cumplir con sus obligaciones fiscales -algunas de ellas con términos fatales-. 

También es cierto que los trabajadores tienen la esperanza en que el actual gobierno les resuelva su ancestral problema, pero lo que no se vale es que la diputada federal por MORENA Rosa María Hernández Espejo, se plante con los manifestantes en la toma que hicieron de varias oficinas del SAT. 

En las mesas de los cafés comentaron que ¡Eso no se vale por parte de la Diputada Hernández Espejo! Sobre todo, porque la diputada tiene voz en el Congreso y es allá donde les puede ayudar y no causando líos viales, ni alborotos sociales en el Puerto. 

Peor aún cuando la misma diputada federal Rosa María Hernández Espejo declaró este medio día que los obreros serán recibidos en el Congreso el próximo 18 de agosto y que es muy probable que se les tengan respuestas favorables a su problemática. 

Es decir, ¿Para qué entonces la manifestación? ¿A quién pensaron presionar? Si faltan 9 días para que los atiendan en el Congreso y se estima, según la diputada federal que habrá buenas noticias, ¿Entonces porqué todo el desorden? 

Canillazos duros para la diputada Hernández Espejo, quien por un lado soba y por otro lado patea... mientras la ciudadanía sufre.