Enorme expectación mundial ha causado la determinación de un tribunal federal que condenó a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, por cargos de fraude y la sentenció a seis años de prisión por malversación de dinero a través de contratos de construcción pública. 

Los delitos por las que ha sido sentenciada la alta funcionaria argentina son por administración fraudulenta durante los 12 años que gobernaron el país ella y su difunto marido, el expresidente Néstor Kirchner (2003-2015). 

Se trata de una jugada que armó la vicepresidente con varios de sus colaboradores, algo muy parecido a lo que aquí en México sucedió con la ‘Estafa Maestra’. 

Y es que con tanto tiempo en el poder, pues doña Cristi aprendió los tejes y manejes de cómo podía asegurar su futuro y el de su dinastía. 

La sentencia además de prisión también inhabilita a la exmandataria Cristina Kirchner de ocupar cargos públicos de por vida. 

Desde luego, que la señora niega los cargos y afirma ser víctima del "lawfare" o guerra jurídica. Algo similar a lo que sucede en México, aunque aquí los maleantes de cuello blanco que le meten la mano al cajón no se quejan de eso, sino de ser “perseguidos políticos”. 

Aunque en eso de procesar altos funcionarios aquí en México sí le andamos dando un quite a Argentina, pues aunque luego los sueltan y les dictan prisión preventiva, en el caso de doña Cristina es la primera vez en la historia de Argentina que un vicepresidente en funciones es juzgado y condenado por la justicia.