El tema de plática de este jueves en los cafés de la capital veracruzana fue la comparecencia de Cuitláhuac García Jiménez en el Congreso del Estado. 

Algunos de los sabios bebedores del mejor aromático del mundo, calificaron de claro, contestatario y duro -pero civilizado-, el debate no esperado que se dio entre Cuitláhuac García Jiménez principalmente con los diputados de oposición Marlon Ramírez Marín y Miguel Hermida Copado, del PRI y del PAN, respectivamente. 

El morbo tradicional cedió el paso al despliegue y confrontación de ideas expresadas a calzón quitado y sin tapujos, como no se ve tan comúnmente en el Congreso.  

Los puntos en debate fueron claros y precisos. 

En la refriega, al diputado Marlon Ramírez Marín del PRI se le vio bien y en general le fue bien; pero también las respuestas de Cuitláhuac fueron aclaratorias e informativas. 

Marlon puso en la mesa hechos que a su decir dañaron a Veracruz sobre todo en el sector salud y que pese a ser advertidos por su partido generaron subejercicios presupuestales. 

Así mismo, señaló que su partido se dio cuenta en distintas ocasiones de la historia de los cambios que se necesitaban en el país y que estos se dieron… intentando acorralar al Gobernador. 

Sin embargo, la respuesta y aclaración de Cuitláhuac García Jiménez fue puntual e igual de respetuosa, pero que todavía debe estar rondando en la cabeza de muchos priístas, pues Cuitláhuac señaló que esos cambios que Marlon mencionó no fueron una concesión graciosa del PRI y el gobierno, sino que se los quitaron a fuerza de votos. 

Entre ellos se dio un diálogo sin réplica, pero que dejó en claro que en ambos bandos hay propuestas y que solo se necesita voluntad política para lograr los cambios. 

No obstante, al que no le fue tan bien, fue al diputado panista Miguel Hermida Copado, quien a nombre del PAN le pidió una paz política a Cuitláhuac al asegurar que son momentos de sumar y unir. Un discurso de Hermida muy bien estructurado y de altura parlamentaria, que parecía dejar sin opciones de respuestas a Cuitláhuac. 

Peeeeero, no contaba Hermida con una respuesta lapidaria respuesta del Gobernador, quien remató su respuesta con: “La unidad que usted plantea, nosotros la tenemos con el pueblo de Veracruz, no con las cúpulas partidistas”. Con lo que bateó olímpicamente ese mensaje de paz enviado, seguramente, desde el búnker de los Yunes del Estero. 

Los sabios bebedores de café interpretaron lo anterior como la confirmación de que los Yunes del Estero (jefes políticos de Hermida Copado), buscaban una jugada para enmascarar públicamente y de manera oficial, el nuevo y evidente caminar del clan por los senderos guindas. 

Banderillas para quienes siguieron la comparecencia del Gobernador sin filias y sin fobias; canillazos para quienes de plano no tienen vergüenza política.