Como dato importante de la Cumbre México-USA-Canadá-, está que AMLO jaló de nuevo al empresario regiomontano Alfonso Romo y lo puso encima, con calzador y hasta quizá fuera de la ley, de Marcelo Ebrard, Rogelio Ramírez de la O y Raquel Buenrostro. El Canciller mexicano y los titulares de Hacienda y de Economía debieron ser la cabeza del grupo mexicano que negociaría con Estados Unidos y Canadá el Plan para reducir las importaciones de Asia hacia los tres países del Norte de América, pero parece que Romo podría llevar un papel más allá del de cualquier empresario. 

Desde que Alfonso Romo dejó -por causas desconocidas hasta ahora- la Oficina de la Presidencia, no tiene cargo oficial en la nómina, por lo que extrañamente fue colocado de nuevo como jefe de tres de los funcionarios más importantes y estratégicos del gabinete de AMLO, en estas negociaciones. 

Lo que sí hay que reconocer, y muy pocos analistas de la economía y el comercio internacional han destacado, es la importancia de ese grupo de los 12 especialistas que encabezará el ‘Poncho’ Romo, pues significa el objetivo de producir en los tres países del Norte de América productos que hoy han inundado el mercado provenientes de China y otros países de los ‘Tigres del Pacífico’. 

Esta acción pretende, como ya se practicó en el país en la década de los 50’s, generar empleos en el Norte de América y recudir los déficits de las balanzas comerciales de estos países. Es abrir un nuevo campo de oportunidades para la mano de obra de los tres países y de incrementar hasta el cielo las inversiones directas en los tres países del T-MEC. 

Pero, políticamente resulta por demás extraña la jugada de AMLO por reincorporar a Romo. 

¿Será que el presidente esté pensando en que pronto Marcelo Ebrard, el consentido de Joe Biden y de Justin Trudeau, dejará el cargo para convertirse en candidato presidencial por MORENA en el 24 y necesita ahí a un negociador nato como Alfonso Romo? 

Lo que debería hacer AMLO, y de inmediato, es nombrar de nuevo a Romo como titular de la Oficina de la Presidencia para enderezar este entuerto que por las prisas de la Cumbre debió tomar a alimón.