Cerrazón de los partidos políticos en México -de todos- llevó el proceso de designación para consejeras/consejeros electorales hasta la fase de los penales, -tómbola- es decir, a la suerte.

A los partidos, todos, les importó más imponer sus intereses políticos y personales que cumplir su función ante los mexicanos y la democracia.

Es decir, los diputados y diputados no fueron capaces de ver por los intereses de la nación para contar con un árbitro electoral con la mejor preparación de todos los aspirantes que intentaron llegar a la presidencia del Instituto Nacional Electoral y dejaron perder sus facultades Constitucionales para hacerlo.

¿De qué sirvió la evaluación documental, el examen que se aplicó y las entrevistas que realizaron los integrantes del Comité Técnico de Evaluación que fue aprobado con total autonomía por la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados en la que participan los representantes de todos los Partidos Políticos.

Al respecto, los coordinadores parlamentarios en la Cámara coincidieron al integrar el Comité Técnico de Evaluación que su conformación reflejaba la pluralidad del país.

Pero en realidad, ¿qué fue lo que pasó? Todo eso lo echaron a la basura e impusieron sus intereses políticos.

La medida extrema de la insaculación, si bien, está contemplada por las reglas del juego legislativo no deja de ser injusta, ya que por ejemplo, la ganadora, Guadalupe Taddei Zavala, si bien quedó entre las 5 aspirantes con mejores números, apenas obtuvo el 77% de puntos en la Evaluación documental y en el examen tuvo apenas 65 aciertos de los 80 preguntas.

Pero hoy, las armas políticas de los Partidos se enfocan más en las relaciones familiares de la que será la nueva Presidente del INE que en sus capacidades personales.

El tema es que si los cinco aspirantes que llegaron a las quintas finales, cumplieron con todos los requisitos establecidos en la Convocatoria, ¿de donde vienen ahora los llantos y los sombrerazos por los familiares de los selecciodos por la tómbola?