La guerra negra que ya se vive en Veracruz rumbo a la sucesión del 24 se pone cada día más y más caliente. 

Y si así está ahorita, imagínese allá por octubre; ni los nortazos apagarán el fuego, al contrario, lo avivará a tope. 

A Rocío Nahle no la sueltan con descalificaciones que aparecen un día y al otro se desvanecen como humo de cigarro. 

A Zenyazen cada día le prenden infiernitos hasta por una puerta que rechina en alguna de las escuelas a su mando. 

A Eric Cisneros no lo sueltan con el tema de que no respeta a las mujeres y aparece como el mole en cada fiesta patronal que se celebra en alguna parte del territorio veracruzano. 

A Manuel Huerta lo traen frito con los presuntos gastos excesivos en publicidad personal en redes sociales. Pero tampoco sueltan el tema de un presunto acoso. 

Y ayer, por ejemplo, Manuel Huerta explotó y de plano preguntó: “El PRI me trae de encargo; no sé quién los manda o qué obsesión tienen conmigo”. 

Al diputado Sergio Gutiérrez Luna lo traen finto por no haber hecho su carrera política en Veracruz. De oportunista no se le baja. 

A Ricardo Ahued, cada vez que alguna encuesta le favorece y lo colocan como uno de los mejores alcaldes del país, le aparecen por ahí inconformidades por los problemas de vialidad que causan las múltiples obras que ha hecho en la capital y sobre todo por la falta de agua. 

Es tan duro y sucio el golpeteo que hasta al presidente de la JUCOPO en el Congreso, Juan Javier Gómez Cazarín, no dejan de darle sus coscorrones y le atizan cada vez que se puede, y es que aún con sus reiterados descartes, no deja de ser considerado por su popularidad y es quizá la única corcholata que aún permanece en la botella. ¡Pero si se destapa y aparece el genio! Así que por si las moscas el fuego amigo y enemigo no deja de ponerle el ojo encima. 

Sin embargo, para los aspirantes de la oposición ni para eso son tomados en cuenta. Se mueven, caminan por todos los rincones del estado, colocan espectaculares, se destapan un día sí y el otro también y como si nada pasara.

Hay muchos expertos en tirar las piedras y esconder las manos.

Lo anterior hace suponer que en el tema debe haber fuego amigo y mucho, pero también que desde la oposición se le está soplado a la lumbre y se le atiza con todo lo que se puede.

Así que por lo que se ve, los calorones naturales producidos por la especie de domo que se ha instalado en la atmósfera hay que agregarle lo que produce la política.