Con el entuerto jurídico en que se metió el propio gobernador de Nuevo León, Samuel García, todo se le descompuso. 

La oposición se lo comió vivo, con todo y los tenis de su esposa. 

Lo dejaron frío. 

¿Se imagina con esos asesores en el jurídico de la presidencia?

Samuel se metió en un berenjenal legal del que pocas posibilidades tiene de salir. 

Al menos, si sale, el tiempo de trámites le entrampará el seso para pensar en lo presidencial, sobre todo porque tendrá que pensar en lo de adelante -la presidencia- o lo actual, perder el poder en su Estado. 

¿Pero qué le viene al Movimiento Ciudadano en adelante?

¿Qué si no es Samuel, ni Enrique Alfaro, ni Marcelo Ebrard? 

Samuel en problemas; Alfaro nunca se ha encartado abiertamente, lo ha dicho en entrevistas públicas y personales; y Marcelo nunca se definió, aunque para muchos era el candidato ideal. 

Pero el que sí se ha encartado, y no pocas veces, es sin más ni menos el veracruzano Dante Delgado Rannauro.

Dante ha estado encartado, apuntado y listo para cualquier desaire.

Su discurso público, en palabras y en epístolas, ha sido claro. Ni con la oposición ni con el Peje. 

Y eso, digan lo que digan, en la política pesa. 

Claro, muchos podrían considerar que Dante vive un sueño guajiro, pero…