Para los que piensan o dudan que ser candidato a cargos de elección popular en estos tiempos es cosa seria, deberían tomar el tema en serio.

La noticia bomba de ayer, salió directamente desde un mitin político que se llevaba a cabo en la comunidad de San Miguel Octopan, en el municipio de Celaya, Guanajuato, estado gobernado por el PAN.

Es decir, no importa el partido político que gobierne un estado, municipio o el país, el mundo político está en serios problemas de inseguridad.

Los delincuentes siguen un paso delante de las autoridades de todo el país.

Y es que candidatos vienen y van y todos se han comprometido acabar con la delincuencia y dar seguridad a los mexicanos, pero ahora se sabe: todos han fallado.

Por eso, en este punto, no basta que los actuales candidatos a la presidencia, gubernaturas o alcaldías nos salgan de nuevo los mismos cantos de las sirenas. Pero, sobre todo, que lleguen al poder con las pachotadas de siempre.

La tarde noche de ayer le tocó el turno a la candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, Gisela Gaytán, precisamente cuando estaba en su segundo día de campaña exponiendo su propuesta sobre seguridad. Seguridad.

¡Qué moraleja!

Hombres armados se acercaron al contingente y dispararon en repetidas ocasiones de manera directa contra la candidata, quien quedó herida tirada en el suelo y ensangrentada.

Lo que viene después de este nuevo artero asesinato será lo mismo de siempre, ¡Se investigará hasta el fondo! ¡Caiga quien caiga! ¡Se aplicará todo el peso de la Ley!

Los de MORENA y sus aliados, lanzarán al aire lloriqueos hipócritas que no servirán de nada y los partidos de oposición sacarán raja del tema, como ha sucedido siempre.

Simples cursilerías que ponen en claro la falta de compromiso con la sociedad y reconocer que se ha perdido la partida y no han sabido responder, en este y en todos los gobiernos anteriores.

De todo ello, tanta culpa tiene las autoridades responsables directas de dar seguridad como las autoridades judiciales que con tecnicismos han dejado libres a delincuentes confesos en claro fomento de la impunidad.

Aquí no se puede hablar de que el culpable es Fuente Ovejuna, los hay y con nombre y apellido.