Pues resulta que los titubeos mostrados en sus declaraciones públicas y en el pasado debate por la candidata presidencial por la coalición “Fuerza y Corazón por México”, Xóchitl Gálvez, se deben a que sus asesores carecen de una idea clara y definida, ya que unos le indican que ataque con toda la fuerza al presidente AMLO, otros que ataque con el corazón a Claudia Sheinbaum, y otros de plano que no ataque ni a uno ni a la otra, pero ninguno le recomienda qué hacer por México. 

De ahí, quizá, la falta de propuestas puntuales con las que no pudo convencer a los banqueros del país durante su reciente encuentro en el que Claudia Sheinbaum le arrebató las simpatías electorales. 

Lo anterior no es un invento, son palabras que salieron de la boca de la propia Xóchitl Gálvez.

Xóchitl, después de ese encuentro fallido con banqueros, decidió tomar en sus manos la campaña y mandar al carajo a sus asesores partidistas del PRI y del PAN, además de retomar su personalidad y no seguir fingiendo lo que no es, lo que no representa.  

Como lo lee querido lector-a, Xóchitl se sacudirá en la segunda parte de su campaña lo que ella percibe le ha impedido llegarle a la sociedad civil a la que apela la oposición para ganar la próxima elección. 

Xóchitl sostuvo finalmente que hará lo que piensa que se debe hacer y dejó en claro que ya se ha propuesto modificar el formato del próximo debate para establecer una bolsa de cinco minutos que cada aspirante administrará a su consideración para poder contrastar ideas.

Suena bien.

Habrá que ver cómo toman su nuevo esquema los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD, pero sobre todo cómo lo ven los votantes.