Si algo molesta a los ciudadanos es que les cierren las puertas de Palacio, pues cuando la casa del pueblo se le cierra, se convierte en un frío y custodiado Palacio de Rey. 

Ya hace tiempo que el Palacio del Gobierno Veracruz es lo que parece, el Palacio de un rey y no el del gobernante de todos los veracruzanos. 

Hace tanto tiempo que el Palacio de Gobierno de Veracruz se cerró, que el enojo inicial se olvidó. Ya pasa desapercibido, pero es indudable que eso no es está bien ni es digno de gobiernos que se dicen democráticos.

Se dice en el ambiente que la culpa fue tanto del exgobernador Javier Duarte como de un grupo de alcaldes panistas cuya falta de argumentos y diálogo provocaron que las puertas y el interior del Palacio fuera mancillado. 

Afortunadamente, la virtual gobernadora electa del Estado, Rocío Nahle García, ha enviado una muy buena señal en el sentido de que los funcionarios de Gabinete estarán al servicio del pueblo y será un gabinete cercano a la gente. 

Es claro que si Rocío se preocupa por eso, también se preocupará por mantener las puertas de Palacio abiertas para los veracruzanos.

No podrá haber un gobierno cercano al pueblo con las puertas de la Casa del Pueblo se mantienen cerradas. ¿O sí?