El agudo y preciso periodista Salvador Muñoz toca hoy en su columna algo que, aunque los años pasen y suceda lo que suceda, deberá servir más adelante para saber que no por ser política se vale todo.

La política es el arte de ver el panorama social y actuar en consecuencia para remediar lo que esté mal y mejorar lo que haga falta. Pero para ubicarse en el sitio de mando, desde el cual se adquiere la facultad Constitucional de poder hacerlo, hay que llegar a las pasarelas y demostrar que tus soluciones son mejores que las de otros. Es decir, mediante ejercicios de debate de ideas.

Pero hay quienes privilegian la guerra sucia al debate. La mentira y la calumnia fueron sus mejores armas ante la falta de ideas.

La guerra sucia que sufrió Rocío Nahle durante la reciente campaña política fue brutal, contra su persona y su familia, sus seres queridos; guerra que Rocío durante su gestión como gobernadora quizá podrá perdonar, pero olvidarlas ¡Ni que tuviera Alzheimer! Y lo más preciso, como aquí señala Salvador Muñoz, lo reserva no es solo para la Oposición, sino también para algunos morenos. 

Así que aguas, pues es bueno que entre los morenos reine la sinceridad, pero derramar lodos sin pruebas al estilo de la oposición será como darse tiros en el pie.