El rumor de la calle y las conversaciones de los sabios bebedores de café, discurre entre el fin de una era partidista y la consolidación de una nueva. 

La caída y destrucción del régimen priísta ha sido lenta pero constante. 

Las elecciones de este 2024 no solo llevaron a las tinieblas al artrítico PRI, sino que se llevó entre las patas al PAN y al PRD. 

La apuesta para el 2025 es gigantesca, ¿Seguir en una coalición que ha demostrado que no sirve para nada? ¿O convertir el ring político en un auténtico ¡Sálvese quien pueda!? 

Dante Delgado supo vislumbrar a tiempo el naufragio electoral y evitó a toda costa sumarse al Titanic del PRIAN. El tiempo le dio la razón, ni la suma del Movimiento Ciudadano hubiera salvado la elección y en cambio, presentarse como una tercera opción, con un discurso diferente y candidatos frescos, le dio una salida a lo perra que es la vida política de la maltrecha oposición. 

Alito sabe que lo que queda del PRI es un cascarón, pero un cascarón con muchos billetes. Allí, se aferra a la Presidencia aunque nadie lo quiera, en una soledad muy parecida a la felicidad. 

Marko Cortés es un pirata errante en aguas negras, con un Panismo que no acierta a digerir su situación y que no acierta a discernir cómo hacer para salir de ese pozo sin fondo al que lo arrastró el PRI. 

Ejemplos de la debacle y fin de aquellos “homos coalición” que pensaron que con la suma de sus voluntades podrían volver al poder, hay muchos. Aquí mismo en Veracruz solo unos iluminados se salvaron de la hoguera. 

Con la confirmación de que para Américo no hubo nada, se funde el último sello. 

No fue una vez, fueron muchas las veces que buscó debatir con Ana Miriam. Y no lo hacía con la firme convicción de que el pueblo xalapeño contrastara opciones, sino porque (comentaban cercanos) ansiaba demostrar que era superior y con mayor capacidad. 

El debate no se dio, pero se plantó la idea. 

Pese a eso, el pueblo xalapeño no le dio la mayoría, "haiga sido como haiga sido”. 

Continuar para el 2025 con la coalición PRIAN, sería fundir de una vez por todas la idea de que entre ellos no hay diferencias, y se acercarán al electorado llenos de recuerdos pidiendo votos y serán nuevamente barridos en una revolución en un solo día de votación. 

Pero como bien dicen, los muertos no le hacen ascos a nada y del silencio del polvo y el olvido podrían volver a coaligarse tratando de arañar algunas alcaldías. Pero eso sí, los “homos coalición” no llegarán nuevamente con el pecho erguido y con la altanería del viejo PRI y el viejo PAN; les rogarán a muchos y muchos declinarán. Aquellos tiempos en que el PRI con cualquier candidato ganaba terminaron… pero aquellos tiempos en que se pensaba que juntos ganaban, terminaron también.