El naturalista británico Charles Darwin, propuso que la base de todo el cambio evolutivo, es el proceso a través del cuál los organismos mejor adaptados, desplazan a los menos adaptados y esto ocurre mediante la acumulación lenta de cambios genéticos favorables a lo largo de las generaciones, es decir solo los mejores y más fuertes sobreviven.

Sin embargo, en el antaño poderoso Partido Revolucionario Institucional, no pareciera estar ocurriendo eso y es que con la reelección por los siglos de los siglos amén, del campechano Alejandro Moreno Cárdenas, alias el Alito, no me salen las cuentas, ya que difícilmente Moreno Cárdenas, sería el priista con mejor evolución genética, si acaso el hombre sería uno de los priístas mas mañosos de su historia, pero de genética muy poco evolucionada y además medio lenta, debido al efecto de tanto Botox.

En fin, que uno hubiera pensado que Manlio Fabio Beltrones, Dulce María Sauri, Francisco Labastida, Enrique Jackson o Beatriz Paredes, dirigirían las exequias del Revolucionario Institucional, ya que ellos que nunca han faltado un solo periodo sin estar en nómina, por tanto tendrían el derecho de mano, pero no fue así, algo tuvo Alito que ellos no, nada bueno debe ser.

Viviendo la más precaria situación de su historia, el PRI sucumbió a las ambiciones de Alito Moreno, quien a partir del próximo proceso del 2025, habrá de adjudicarse las jugosas prerrogativas, además de administrar el desprestigio con el que carga el partido, desde hace ya muchos años, fingir que coloca algunos candidatos aquí y allí, seguro en Veracruz Pepe Yunes quiere ser alcalde de Perote; hasta bajar la cortina del que alguna vez fue, el todo poderoso organismo político.

Y así es como acaba la historia, con una reelección con 440 votos tamaleadísimos, de los 448 votos disponibles de los consejeros nacionales, que representan 97 por ciento de los sufragios y a 20 minutos de haberse iniciado la asamblea del pasado domingo.

¡Ni hablar! Cajón y flores al PRI

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(DE LA COLUMNA "LA POLÍTICA EN ROSA")

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