En los cafés, los sabios bebedores del mejor aromático del mundo conversaron de la inflación silenciosa que ahoga a los hogares, provoca suicidios y el ingreso de jóvenes a las filas del mal, y por si fuera poco estresa a quienes llevan el sustento a sus hogares. 

Por ejemplo, en la educación, políticos ligados al gobierno desprestigiaron a la Universidad Veracruzana para luego invertir en nuevas universidades privadas que cuestan un ojo de la cara, como si fueran campus del Tec de Monterrey, con una salvedad: como por encanto, la mayoría de los maestros de la UV tuvieron cabida en las privadas. 

En la salud pasa algo muy parecido: ¿No extraña que los principales laboratorios se nieguen a vender al gobierno los medicamentos y cada día, como si fueran Oxxos, se abran más y más farmacias privadas hasta el tope de medicamentos? 

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En los productos de consumo se da otro ejemplo palpable: cada día los gramajes son menores y los precios son más altos.

Sin embargo, también hay otros golpes ocultos que no mide el INEGI pero que sangran el ingreso real de los mexicanos, sobre todo aquellos que han contratado préstamos personales en los bancos que ya parecen agiotistas. Las tasas promedio rozan el 84%, pero la efectiva llega al 125% anual, muchas veces más que la inflación. ¿Y qué tal el costo de las tan socorridas tarjetas de crédito? Según el diario El Clarín, México cobra intereses muy por encima de las tarjetas de Argentina. 

Todo eso que se ve, pero no se explica, pero es la causa de la disparidad de la percepción pública y los datos oficiales del INEGI. 

Pero eso también los saben los analistas económicos, pero de hablar con la verdad perderían ingresos, como no pocos “economistas” consultados a diario por una estación radiofónica de amplia penetración en Veracruz, cuyo viejo discurso no tiene nada que ver con el mundo actual.  

Por ello, vale la pena enterarse de la realidad que describe aquí para Política al Día su asesor para asuntos especiales Joan Rega sobre las presiones inflacionarias reflejadas en el bolsillo del consumidor. 

“La inflación en México sumó 131 quincenas ininterrumpidas por arriba del objetivo de 3.0%; no obstante, por novena vez consecutiva, se mantuvo dentro del intervalo de variabilidad de 2.0-4.0%, luego de 4 quincenas sucesivas fuera del rango”. 

“Por componentes, el índice subyacente, el cual da seguimiento a los precios de las mercancías y servicios, reportó un crecimiento anual de 4.32%, frente al 3.58% que exhibió hace un año (cefp)”. 

Cualquiera pudiera ver esa diferencia de 0.74% (3.58 vs 4.32) como algo insignificante, pero si lo viéramos con un termómetro, sería como pasar del 6.5 a 7.24 grados.  

Es decir, no es lo mismo sufrir dos o tres días con fiebre que pasarse más de un año con ella. 

Así, aunque economistas entregados al discurso oficial lo nieguen, la percepción desde la óptica de los hogares, tienen toda la razón, y eso que no fueron a Harvard.