Prosa Aprisa.

Termina Rocío 2025 reprobada; no pasó la prueba en su primer año como Gobernadora
Por: Arturo Reyes Isidoro.
2025-12-15

El sábado se le vio sonriente y serena a la gobernadora Rocío Nahle y dijo que: “Es un honor gobernar al hermoso y gran estado de Veracruz. Una gran responsabilidad que asumí con toda mi capacidad, conocimiento y amor por Veracruz”. Imagen y texto los posteó en su muro de Facebook. Se ve muy bien, como que seguramente le llevó un buen tiempo que su estilista o sus estilistas la prepararan para una sesión de fotos a efecto de lograr la mejor, que impacte en la percepción de los internautas. Creo que lo lograron. En mi caso, me dio la imagen de una mujer gobernante optimista.


En los tiempos de los gobiernos priistas se le deseaba a los gobernadores que les fuera bien porque, se decía, si le va bien al gobernador le va bien a Veracruz. Era un decir, porque a los gobernadores siempre les fue bien, bastante bien, pero el pueblo siguió y se quedó igual. Por ahora, nos guste o no, Rocío es la gobernadora constitucional y como todos vamos en el mismo barco, lo deseable es que esté bien física y emocionalmente para que gobierne con sus facultades plenas, que se refleje en la prosperidad y el avance de Veracruz y los veracruzanos.


Este lunes inicia la última quincena del año, empieza el periodo de vacaciones, llegan las posadas, días de festejos y celebraciones, en el mundo cristiano el nacimiento de Jesucristo, un periodo en el que, algunos, creo que muy pocos, abren un periodo de reflexión para hacer un balance de cómo les fue en el año, otros para renovar buenos propósitos que nunca van a cumplir, reflexión y renovación de buenos propósitos tan necesarios para los gobernantes por la gran responsabilidad que tienen encima, más que al resto, pero seres humanos al fin y al cabo, de carne y hueso como todos los demás.


Qué bueno, entonces, que Rocío haya renovado su imagen oficial. Se apaga el año pero ella se vuelve a encender. Y que bueno que se llene de optimismo, el que refleja en su foto, o que yo quiero ver, porque lo necesitará mucho en los siguientes 365 días del año, del segundo de su administración, ya que en el primero le fue mal, no pasó la prueba, reprobó y no logró la aprobación de los veracruzanos, según las encuestas que se conocen, en las que, en tres de cinco no pasó la media y en dos lo hizo pero de panzazo.


Aun cuando dejó el último lugar en las encuestas, en las últimas del año, cuyos resultados se conocen, sale reprobada en las de Arias Consultores, Factométrica y Cripeso, y pasa la


media, pero de panzazo, en las de Rubrum y Demoscopia Digital/La Jornada Estado de México. Ya las comentaré con sus particularidades.


Así, según las mediciones sobre su aprobación, termina 2025 sin la aceptación de la mayoría de los veracruzanos y, a reserva de que en enero se conozcan las calificaciones que obtuvo en diciembre, en su primer año como gobernadora, en términos generales, se puede decir que le fue mal y, colateralmente, a todos sus colaboradores, corresponsables de la conducción del estado.


¿En dónde quedaron los 2 millones de votos con los que llegó al poder?


Habiendo llegado a la gubernatura con más de 2 millones de votos, aparentemente no se explica entonces en dónde quedó la popularidad que la proyectó al poder de uno de los cuatro estados más importantes del país, pero el primero en muchos rubros por sus recursos, que bien le darían vida independiente como una república.


Si bien está pendiente la consulta de revocación de mandato para 2028, de hecho, al término del primer semestre de su gobierno en junio pasado, en el referéndum que constituyó la elección para elegir a presidentes municipales, la mayoría de los veracruzanos le dieron la espalda y la hicieron perder la mayoría y con ello más de la mitad de los votos que había logrado en 2024. Si hubiera estado en juego su permanencia en el gobierno, ya tendría que haberse ido.


No obstante el panorama negativo, insiste en no hacer ajustes en el nombramiento de secretarios de despacho ni corregir el rumbo que lleva su administración, se mantiene alejada de la prensa plural, crítica e independiente, la que hace opinión e influye mucho en la percepción negativa que se tiene de ella, y mantiene a sus colaboradores sujetos al silencio, salvo lo que ella diga y decida.


Paga su desconocimiento del estado y del modo de ser del veracruzano


A juicio del columnista, paga caro su desconocimiento del estado y del modo de ser del veracruzano (de su idiosincrasia), de sus intereses particulares y políticos por su origen zacatecano y su formación personal hasta que llegó al sur del estado donde ejerció su carrera de ingeniería e inició su activismo político gracias al cual si bien obtuvo cargos legislativos, le faltó formación administrativa y política desde abajo, de tal modo que apenas está aprendiendo, un aprendizaje que le sale muy caro a ella y a los veracruzanos.


A ello se agrega que llegó a la gubernatura con vicios como el de querer gobernar no con los mejores veracruzanos surgidos de las diferentes corrientes, sino con un grupo de


incondicionales, buena parte de otros estados, que por lo mismo no conocen Veracruz ni a los veracruzanos, algunos sus amigos, si es que los tiene, pero todos prácticamente sometidos como unos empleados más.


Cubrió con otro manto de impunidad a los cuitlahuistas


Y un plus más, negativo, es que contra cualquier cosa que se pudo haber esperado de ella, pasó ya un año y al que ya había tendido Cuitláhuac García Jiménez sobre los suyos, ella le echó encima otro manto de impunidad a funcionarios de varios niveles de la administración anterior que robaron, no actuó contra ninguno e incluso se da el lujo de pasearse con algunos de ellos, lo que los veracruzanos no dejan de observar.


En ocasiones ha hablado de levantar el segundo piso de la Cuarta Transformación en Veracruz cuando, como lo reflejan las encuestas, ni siquiera ha sido capaz de sentar bien las bases para sostener el primero de su gobierno, y presume que pagó parte de la deuda histórica del gobierno, pero existe solo su dicho pues sigue sin mostrar una prueba, una sola, que lo compruebe, además de que no ha explicado en forma convincente el enredo con las cifras que manejó el secretario de Finanzas anterior, José Luis Lima Franco.


Muertos y desaparecidos apagan cualquier festejo y celebración


Entramos a la última semana hábil de este año porque la burocracia se irá de vacaciones, llegan las posadas con su algarabía característica, pero ni las luces de bengala, ni los cohetones, ni los confites y canelones pa’ los muchachos que son muy gorrones, de muchas familias que podrán celebrar, pueden apagar el luto y el dolor de quienes perdieron a sus seres queridos o los tienen desaparecidos a causa de la inseguridad y la violencia y sienten que el gobierno no hace nada por buscar y hacer justicia para los que ya no están ni encontrar a los que no aparecen.


Con otra carga pendiente: para cientos, miles de familias, esta Navidad y este fin de año serán de los más tristes que hayan vivido, y no tienen nada que celebrar cuando todavía viven y padecen la desgracia a causa de las inundaciones de octubre y el gobierno no acaba de rescatarlos, y poco a poco los han ido olvidando, además de que los veracruzanos saben muy bien que el apoyo es federal no del Gobierno del Estado.


Salvo el secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, quien ya dijo que no sale de vacaciones y permanecerá trabajando en estos días decembrinos, no se sabe de la gobernadora ni del resto si seguirán su ejemplo, o si se irán a pasar el día 24 y el 31 con los damnificados de Poza Rica o Álamo, o El Higo o las sierras de Huayacocotla o del Totonacapan, de las Huastecas alta y baja, como un gesto de solidaridad.


Le queda solo un año, pleno, para trabajar


Por lo pronto, por lo que hace a obras o a alguna obra material que se considere significativa, el año lo perdió, se perdió. Le restan cinco de administración, a reserva de lo que digan los veracruzanos en la consulta de revocación de mandato en 2028, pero de esos cinco, en 2027 habrá elección intermedia para elegir diputados, en 2028 vendrá la consulta de revocación de mandato, en 2029 la renovación de las presidencias municipales y en 2030 seguirán las campañas y la elección para renovar la gubernatura, así que pleno para trabajar solo le queda 2026, uno, que se le puede ir como agua entre las manos si no hace lo necesario para que ello no ocurra. Tiene el tiempo, pues, encima si es que no en contra.