EL HALLAZGO EN HADAR Aquel día, Johanson y Gray salieron temprano en una Land Rover para inspeccionar Hadar, en la región de Afar, a 159 kilómetros de la capital Adís Abeba.
Tras varias horas explorando el lugar decidieron regresar al auto cortando camino por un barranco. Fue ahí donde Donald se detuvo a recoger algo del suelo: era un pedazo del hueso de un codo.
El experto en homínidos reconoció de inmediato su valía. A las pocas horas apareció un hueso occipital, luego un fémur, una mandíbula inferior, una pelvis y unas costillas. Todo apuntaba a que eran los restos de un solo individuo. También estaban casi seguros de que se trataba de un espécimen antiquísimo, ya que los fósiles de otros homínidos hallados anteriormente cerca de ahí tenían una antigüedad de al menos 3.2 millones de años.
Dos semanas después, y tras extenuantes horas de excavación, Johanson y su equipo recuperaron más restos. En total se reunieron 52 piezas que conforman el 40% de un mismo esqueleto homínido.
“LUCY IN THE SKY…” En el campamento todo era algarabía. Johanson había descubierto el esqueleto más completo de un homínido y quizás el más antiguo hasta entonces, lo que pronto se vislumbró como uno de los hallazgos más trascendentales en la historia de la paleontología.
Mientras festejaban el gran acierto sonaba la canción “Lucy in the Sky with Diamonds” (1967) una y otra vez. Johanson, quien en ese entonces tenía 31 años, era un gran fanático de The Beatles.
De pronto alguien le dijo: “Si crees que los restos fósiles son de una mujer, ¿por qué no la nombras Lucy?”. “Al principio me opuse –contó Johanson–, pero al final el nombre se le quedó”.
¿QUIÉN ERA ELLA? Varias interrogantes surgieron sobre Lucy: ¿Era una nueva especie? ¿Se trataba de los restos de un hombre o una mujer? ¿Cuál era su antigüedad? ¿Cuánto medía?
Cuatro años después del hallazgo, en 1978, Johanson publicó oficialmente una descripción de Lucy:
- Era hembra (por el tamaño de sus huesos).
- Caminaba erguida.
- Medía 1.10 metros.
- Tenía alrededor de 20 años de edad (por el desgaste de sus molares).
- Poseía rasgos combinados de humano y chimpancé.
- Vivió hace entre 3.2 y 3.5 millones de años.
- Finalmente, se trataba de una nueva especie: Australopithecus afarensis.
La interrogante sobre cómo perdió la vida no tuvo respuesta hasta 42 años más tarde.
Un estudio hecho por el paleoantropólogo John Kappelman de la Universidad de Texas, y publicado en la revista Nature, concluyó que Lucy falleció por las múltiples fracturas que le provocó la caída de un árbol, lo cual sugiere que aunque caminaba erguida todavía se colgaba de los árboles.
Para llegar a esta conclusión, Kappelman y su equipo analizaron tomografías computarizadas de varias parte del esqueleto.
A los pocos años del hallazgo, Johanson y su equipo descubrieron más restos de homínidos en Hadar, de al menos 13 individuos.
Más tarde hallaron fósiles similares en Tanzania. Tras su estudio se determinó que pertenecían a la misma especie que Lucy.
A la pregunta de si Lucy es el eslabón perdido entre los simios y los humanos, Johanson responde tajantemente: No.
“La cadena evolutiva es larga, abarca millones de años y está unida por muchas especies diferentes. A. afarensis no es el eslabón perdido entre los simios y los humanos, es uno de nuestros antepasados más antiguos, más similares a los humanos. El árbol genealógico humano continúa creciendo a medida que se hacen nuevos descubrimientos en África, Europa, Asia, América y Australia”.
PIEZA DE MUSEO Y ESTUDIO Actualmente los restos de Lucy se encuentran en una caja fuerte en el Museo Nacional de Adís Abeba, y apenas han salido unas cuantas veces de ahí para evitar su deterioro.
Pero se han hecho diferentes réplicas de su cuerpo y cabeza que se exhiben en diferentes museo del mundo, como en el Museo de Ciencias Naturales de Houston (EUA) y el Museo de Historia Natural de Londres.
Texto publicado en revista Muy Interesante México. Ed.11-2019 |