La facilidad y la dificultad de producir terror se juntan en una obra literaria como el It de Stephen King. Comenzando por el título, que difícilmente podría ser más corto -y más aterrador una vez leída la novela-, y continuando por la sencilla, simple y poderosa imagen de un payaso con un globo. Nada más. Tan fácil como eso. Y tan sumamente difícil. El mérito de King como creador es el de lograr acceder a nuestro miedos primigenios y asustarnos cómo si fuéramos niños. Algo que él hace parecer sencillo y que no lo es en absoluto.
Al menos tan complicado como lo anterior parece adaptar a la gran pantalla de manera efectiva una obra de Stephen King, demostrado últimamente con la no muy afortunada traslación a la gran pantalla de La Torre Oscura, su gran saga literaria. Curiosamente, una de sus más conseguidas adaptaciones hasta ahora había sido la televisiva It, que a pesar de sus limitaciones de formato funcionaba como una especie de reverso oscuro de los Goonies. Ahora llega una nueva y renovada versión cinematográfica de la novela de terror, y parece que esta vez Pennywise, el payaso protagonista de la historia, ha encontrado un lugar perfecto para que nos de miedo con tan sólo aparecer.
No más complicadas suelen ser las películas que relatan determinados sucesos históricos vistos desde la perspectiva de sus protagonistas, como es el caso de Churchill, dirigida por Jonathan Teplitzky y con Brian Cox en el papel del legendario primer ministro, que narra las jornadas previas al Día D, el desembarco aliado en Normandía. El peligro es mantenerse en esa fina frontera entre lo histórico y lo personal sin caer en el simple relato de lo ocurrido o pasar a una trivialización o falsificación de los hechos. Parece que Churchill, sin ser una obra maestra, sale bien parada de la situación.
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De complicadas -al menos- pueden tacharse las relaciones personales que el director francés François Ozon suele plantear en sus películas. En esta ocasión, incluso desde el título, El amante doble, que propone un enrevesado camino de deseo, amor y personalidades que ha provocado esa típica dualidad de amor/odio entre, por ejemplo, los espectadores y críticos de la pasada edición del festival de Cannes.
Una oferta variada para elegir entre pasar miedo con It, revisar la historia con Churchill o plantearse situaciones amorosas complicadas con El amante doble. ¿Hace un cine?
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