Un físico noruego, dispuesto a probar que la realidad es diferente a la ciencia ficción, se introdujo a una piscina y se autodisparó con una escopeta a escasos 3 metros de distancia. Lo que uno pensaría es que el pobre terminaría muerto, pero la realidad es que las balas no pueden sobrepasar más de un metro de agua antes de perder su letabilidad. ¿Recuerda cómo morían los soldados en las películas? Pues tal vez estar bajo el agua hay salvado a miles realmente. Cheque el video. |