La quejadera se institucionalizó y se vuelve viral. La paciencia se acaba, los nervios se crispan y el miedo no anda en burro. Funcionarios que durante años patearon el bote y en vergonzosa complicidad no abrieron la boca, hoy gritan a los cuatro vientos con “valentía” para cobrarle al gobierno. La coordinadora del Centro de Investigaciones Tropicales de la UV, Reyna Hernández Colorado, se quejó de la austeridad que padecen y del rezago de obras por los pendientes del Gobierno… ya se acordó que le deben. Otros que al cuarto para las doce también se han acordado que les deben, tan solo en esta semana, han sido Gustavo Souza Escamilla, que reclama 1,000 millones que dijo se le deben al Fideicomiso del 3% a la Nómina en el que cómodamente cobra como Secretario de Despacho… y otro fue el camaleón “Papo” Levet Gorozpe, quien comienza a desgarrarse las vestiduras por 3,500 millones de pesos que también se acaba de acordar que se le deben al IPE. ¿Por qué antes no dijeron nada? ¿Quién será el próximo que salga a las calles gritando “¡Ay mis hijos!”.
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