Las cantidades de dinero que se dispersaron en el reciente proceso electoral, parecieran, a simple vista, haber sido desproporcionadas. El ganar y obtener el mandato constitucional para cualquier cargo de elección popular, debe estar cimentado no solo en reglas claras como las que tenemos, sino también en correctivos claros y efectivos. El ganar, “haiga sido como haiga sido”, no debería ser aplaudido por la sociedad. Si jamás se sanciona ejemplarmente, o si solo se aplican ridículas multas por los millonarios derroches, lo que se envía es un mensaje de aliento a los partidos políticos para que sigan violentando la ley, a que gasten más dinero del permitido, y a que las elecciones nos sigan saliendo, exorbitantemente caras. |