Los bebedores de café no se explican por qué la gente es tan malediciente contra funcionarios y exfuncionarios del gobierno estatal. En muchos casos suena más a leyenda urbana que a historias verdaderas. ¿Cómo explicar, por ejemplo, el caso de Gabriel Deantes? Dicen los sabios que si fuera cierto la mitad de lo que se dice de él, no habría forma de explicar que ande concursando para Consejero en el IVAI. ¿Cómo explicarse que Deantes le deba tres años de renta a Pedro Selem, y esté llamado a juicio por locales comerciales en la Plaza Santa Lucía de Xalapa? ¿Cómo explicar la transparencia que pretende si hay mueblerías de Zongolica que le reclamaban pagos pendientes? Con ese historial (más todas las leyendas que le adjudican) cómo entender que quiera un puesto en el IVAI… a menos, claro, que desde ese puestecito el Gobierno pretenda controlar el acceso a la información. ¡No! No puede ser, debe ser el café del Puerto que hace desvariar. Aquí en Veracruz ¡Imposible! Canillazos para los mal pensados. |