No cabe duda que unas cuántas lágrimas y una petición publica de “perdón”, son capaces de conmover al más pintado. Y más si provienen de un poderoso Presidente que le sabe muy bien a eso del teatro. Lo curioso es que la mayoría de las personas se fijaron en la acción, más no en la omisión. Peña Nieto pidió perdón por lo fastuoso de la “Casita Blanca” de las Lomas, sin embargo, eso no era el pecado principal, sino el conflicto de intereses y su dudosa relación con el Grupo HIGA; empresa consentida a la que le otorgó millonarios contratos en el Estado de México como Gobernador y ahora como Presidente de México. O sea, Peña nos hizo como el mago, nos enseñó una mano vacía pero en la otra escondió la moneda. Si Usted es de los que se extrañaron por la salida de Virgilio Andrade de la Función Pública, solo recuerde quién dictaminó la inexistencia del conflicto de intereses. Enviar a Virgilio como embajador al Reino Unido cierra el círculo… y todos felices. |