En la Ciudad de México muchos se preguntaban qué iba a dejar como legado José Ramón Amieva, Jefe de Gobierno de la Ciudad en sustitución de Miguel Ángel Mancera.
Bueno, pues legado lo que se dice legado, al parecer no va a dejar, pero polémica sí… y mucha.
Y es que mientras la ciudadanía preparaba las tradicionales arengas del “2 de octubre no se olvida”, Amieva pretendió que el pueblo olvidara al estilo Jalisco, quitando el nombre Gustavo Díaz Ordaz de las placas de inauguración en algunas estaciones del Metro.
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De entrada los historiadores reprobaron la medida por considerarla "absurda" y "oportunista”, pues aunque la CDMX se defendió argumentando que es un proceso válido el quitarlas, como que nadie se chupa el dedo si lo hacen en vísperas del 50 aniversario del Movimiento Estudiantil.
En redes sociales la polémica ha subido y aunque hay quienes defienden la medida, la inmensa mayoría considera que no es quitando las placas como el pueblo va a olvidar.
El pasado, bueno o malo, de nuestro México, allí está. Y así como lo bueno hay que tenerlo presente, también lo malo para recordarlo siempre y que jamás, jamás se repita.
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