En estos dos casos, los autores ya están en la cárcel, pero esa no es la solución, el origen sigue ahí, cultivandose dentro de las propias familias.
En una sociedad que ha llegado a estos extremos cómo se puede esperar detener los feminicidios en las calles con mediante ‘Alertas de género’, decretos más decretos, policías y más policías, jueces y más jueces, cárceles y más cárceles.
En Veracruz se decretó alerta de género desde el 2016 igual que en el Estado de México, sin embargo hoy ocupan primero y segundo lugar en feminicidios. Delitos que tampoco son cometidos por extraños, ni por el crimen organizado ni por bandoleros furtivos, sino por familiares y conocidos. Es decir, los problemas no solo son externos, vienen también desde casa, dentro de nosotros mismos. No darse cuenta es seguir pegando palos de ciego.
En casa se han perdido valores, principios y la paz. Se exigen medidas prontas y eficaces al gobierno contra el acoso escolar ‘bullying’, se quiere corrección en las escuelas cuando la violencia se alimenta en casa.
Ahí está la reflexión, se necesitan acciones personales y sobre todo ayuda, que no vendrá del gobierno ni de los políticos. La mayoría de los mexicanos tiene una religión, pero igual hacen falta una relación personal con su Dios.
Por considerarlo de interés y porque además resulta ciertísimo, se reproduce el correo electrónico de un asiduo lector.
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