La ley supuestamente defiende a los hijos en todo momento, sin embargo esta justicia es demasiado lenta. Hay padres desobligados que hasta mañosamente dejan trabajos estables y se van a la informalidad para argumentar que “no tienen dinero”, y con ese cuento van y depositan una miseria en los juzgados.
La protección de la justicia debería ser en verdad pronta y expedita, y pese a que las leyes han cambiado el problema está en la educación o falta de la misma que se les da a tantos hombres que prefieren hacerse de la vista gorda con tal de no darle a sus hijos lo que necesitan.
Ojalá el caso Cuauhtémoc sirva de advertencia y escarmiento a todos esos malos padres que pese a haber sentencias y determinaciones de los jueces, olvidan su compromiso no solo económico sino sobre todo moral para con sus hijos. |