Fue muy criticado por algunos sectores lo comentado ayer en la conferencia matutina de Andrés Manuel López Obrador en el sentido de que si se tiene lo básico, ¿Para qué buscar más?
Claro, tal vez el ejemplo de que “si ya se tienen unos zapatos, ¿Para qué más?” no fue el mejor, pero en realidad es la base de una ideología completa contra el Capitalismo.
Y no, no es mediocridad como algunos sectores ramplones lo consideraron; tampoco es escozor ni miedo a la superación personal; es, en esencia, entender que la ambición y el lujo son la base de una vida moderna que ha depredado los ecosistemas, ha empobrecido a las masas y ha puesto en riesgo la estabilidad misma del planeta.
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Tampoco es el modelo neoliberal el que llevó a la quiebra a México… es más bien que el Capitalismo es un sistema económico que poco a poco se va a agotando al mismo tiempo que agota a las naciones del mundo.
Hoy es difícil pensar en un sistema económico diferente al Capitalismo. Es lo que hay y no hay más. Sin embargo, lo mismo pasaba hace 200 años, cuando vivir en un sistema diferente a la Monarquía era una locura.
Lo que dice AMLO y su filosofía AMLOísta tiene mucho de razón. Si se tienen zapatos, si se tiene ropa, si se tiene un auto modesto, ¿Para qué más? ¿Para qué depredar buscando ropa de marca, para qué ambicionar un auto de lujo? Y no es porque no se pueda, finalmente como dice AMLO, cada quien es libre; es más bien porque la sociedad misma no busca bienestar, busca atesorar y en esa búsqueda, encuentra todo menos la Felicidad.
AMLO, desafortunadamente, tampoco da opciones tangibles. Decir que el sistema que propone es “el suyo”, tampoco es una alternativa al Capitalismo. Pero quién sabe, tal vez dentro de unos 20, 30, 50 o 100 años, el Capitalismo finalmente termine por agotarse y entremos a un nuevo sistema basado -aunque parezca idílico- en la Felicidad… y entonces ahí sí, por fin, la humanidad esté en paz.
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