A estas alturas de la pandemia ya es muy difícil distinguir en qué se sostiene el doctor Hugo López-Gatell, vocero del gobierno federal en el tema del COVID-19.
Y es que a estas alturas no se sabe en qué sea mejor, si excelente epidemiólogo o encantador de conciencias. Lo cierto es que cada vez que se le escucha se recuerda al Sombrerero Loco de Alicia en el país de las maravillas.
Dicho personaje era una personificación del absurdo, pero era matemático, y sacaba de la chistera objetos y conceptos cada día más locos.
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López-Gatell afirmó hace más de un mes que el pico de la epidemia en México se daría entre el 6 y 8 de mayo, pero ahora dice que no dijo eso. Dijo que el cubrebocas no era necesario pero ahora se promueve como medida auxiliar en la Nueva Normalidad. Dijo que habría entre 6 mil y 8 mil muertos, y ahora resulta que nunca predijo eso y subió la cifra a 30 mil siempre y cuando nos portemos bien. Dijo que el 30 de mayo terminó la Jornada de Sana Distancia pero casi todo México sigue igual. Dijo que la pandemia se había domado y ahora dice que no, pero sí, aunque quién sabe. Dijo que la curva se había aplanado pero no como todos entendemos el aplanamiento, sino como él lo entiende y que los mensos somos el pueblo. Dijo que se estimaban los contagios con un factor y luego que ese factor ya no servía, y al final sabrá Dios cuántos contagios habrá. Dijo que sí se subestiman los casos y las muertes, pero que eso pasa en todo en mundo y por tanto no hay que hacerla de tos. Dijo que el Semáforo será de carácter nacional, pero finalmente cada estado puede ocuparlo o no, total, no es a fuerza. Dijo que las medidas serían dictadas por la Federación, pero ahora mejor le deja la responsabilidad a los Estados, que allá decidan y luego ahí vemos.
Y en medio de todo ello afirma que gracias a las medidas de mitigación ahí la llevamos, pero las medidas de mitigación fueron “invitarnos” a quedarnos en casa, pero si no te quedas en casa no pasa nada.
Se reconoce, eso sí, que la conversión hospitalaria ha logrado que los hospitales no se saturen, pero en ningún país se saturó al 100% la capacidad hospitalaria, hubo saturaciones en zonas y ciudades, pero no nacional… solo que aquí en México también hay hospitales saturados.
En síntesis, nos han timado, nos vieron la cara, nos tomaron el pelo y nos engañaron como chinos. De todos los pronósticos y proyecciones con las cuales se determinaron las medidas del regreso a la Nueva Normalidad, casi nada se ha cumplido.
El regreso a la Nueva Normalidad así, a lo brusco y sin considerar que el pico de la epidemia no se dio cuando se esperaba, podría estar trágicamente destinado al fracaso, así como fracasaron los Municipios de la Esperanza.
El Sombrerero Loco era imaginario… López-Gatell, no. |
