El Caso Lozoya se ha convertido en serie tan aburrida y sosa que da flojera darle seguimiento, vaya, ni siquiera llega a serie de Netflix y si acaso la encontraría en BLIM.
Los de la 4T se esmeran para que se conozca lo que ya de por sí se conocía. Los contras a la 4T se desgarran las vestiduras asegurando que ni a Lozoya, Peña Nieto, Calderón, Videgaray, González Anaya o a José Antonio Meade les pasará nada ni pisarán la cárcel; pues los delitos ya prescribieron (al menos los de Odebrecht). Así que si el dineral que entregaron los brasileños a Lozoya, sí se usaron en la campaña de Peña Nieto o para comprar el voto de diputados y senadores, todo quedará en una confirmación y crónica de la imperante corrupción de políticos sin importar colores políticos que se taparon con la misma cobija para llenar sus cuentas bancarias.
Lo único que sí calienta es que a Lozoya se le quiera dar el rango de ‘testigo colaborador’ y que se le mantenga fuera de la cárcel, donde debería estar; pues él mismo ha confesado participar, ‘intimidado, presionado e instrumentalizado’ o no, pero participó y ocupó parte de los sobornos de Odebrecht en su beneficio personal y de su familia.
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Así que mantenerlo con privilegios, fuera de la cárcel y darle un tratamiento VIP en uno de los hospitales más caros del país a costa del dinero del pueblo como que está cañón, pues de perdida lo hubieran hospedado en alguna clínica del ISSSTE o del IMSS.
Lo cierto es que el lanzamiento en horario estelar que se esperaba fuera lo de Lozoya, se ha ido desinflando cada vez más y parece más una serie coreana por lo aburrida, sosa y lenta.
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