Así, en octubre del año pasado se aprobaron sendas modificaciones a la Ley General de Salud que establecen el etiquetado frontal en alimentos procesados y bebidas no alcohólicas que excedan los límites máximos de contenido calórico, azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y nutrimentos críticos. Además, se modificó la NOM-051 que da las especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas.
La medida de entrada es positiva y, sin duda, contribuye al combate de los nada honrosos primeros lugares en obesidad que ocupa México.
Pero, estas acciones no sirven de mucho si no van acompañadas de un serio y consistente trabajo del gobierno por fomentar la alimentación sana y nutritiva en nuestra población. Eso eliminaría la sospecha que en el sector privado se tiene, de que estas medidas van con dedicatoria para ellos.
Y es que en nada contribuye el super zar de la salud (por acuerdo presidencial) Dr. Hugo López G, quien apenas ayer, hablando sobre este tema afirmó: “La función de un gobierno es proteger el interés público (...) no privado. Eso no quiere decir que tengamos algo en contra de la inversión privada… tener una ganancia privada a costa de dañar lo público, pues tiene un cuestionamiento ético fundamental”.
Más allá de generar un plan integral en el que participen todos los sectores, de una manera clara y transparente, esta parece una batalla ideológica de esas que gustan tanto al Presidente pero que poco aportan a la solución de los problemas.
Recursos para impulsar un esfuerzo nacional en la materia existen, recordemos el impuesto especial a este tipo de alimentos y bebidas y que se supone debía servir para impulsar acciones de este tipo.
Fomentar legislaciones al estilo Oaxaca y Tabasco, solo generarán clandestinidad y sobre precios. Copiarlas es ocioso y demuestra que los legisladores estatales se van a subir al “tren de moda” sin revisar con cuidado que el origen de este problema (la obesidad infantil en este caso) viene desde casa y que, si el menor consume este tipo de alimentos es porque es una costumbre adquirida, o por lo menos tolerada desde casa.
La idea del mandatario federal es correcta y va en sentido correcto con el mundo, el problema está en el dejo ideológico y la visión a corto plazo de quienes deben ejecutarlo.
“El general que gana la batalla hace mil cálculos en su templo antes de luchar. El general que pierde hace solo unos cuantos cálculos de antemano”: Sun Tzu.
Lo anterior es una perla de Rogelio Barrios, colaborador especial de Política al Día para temas nacionales. |