La Legisladora desgranó, de una manera puntual, la problemática política y social que enfrenta esta administración por una serie de pésimas decisiones o la ausencia de ellas. Dando cátedra de diversos temas, retomó el testigo del debate sobre hasta donde es factible practicar la “libertad de expresión” desde el poder, a propósito de los señalamientos que el titular de ejecutivo federal ha hecho en contra de intelectuales y periodistas, dejando perfectamente claro que el peso de las expresiones desde la tribuna presidencial es mucho mayor que el de cualquier otro ciudadano. Propuso entonces que si la idea es “desacralizar” la figura presidencial, es menester transformarnos en un régimen parlamentario, dejando de lado el presidencialismo. Más el presidencialismo que de nuevo está en boga: el presidencialismo exacerbado y meta-constitucional.
En pocas palabras y sin estridencias, puso de manifiesto que gobernar sí tiene ciencia, que hace falta colmillo y mucho conocimiento de la política pública para llevar a cabo cualquier proyecto de gobierno, que no es "recortar por recortar".
Si el ejemplo de Beatriz Paredes cundiera en la oposición, estoy cierto que otro gallo les cantara. Lo que necesitan, es no engancharse en las puyas que cada mañana se lanzan desde el púlpito presidencial y sí fijar postura con argumentos de una manera sencilla y mesurada.
El pueblo “bueno” sabe escuchar y es sabio.
Lo anterior es una perla de Rogelio Barrios, colaborador especial de Política al Día para temas nacionales. |