Para nadie es un secreto que en la política, poder y carisma son dos elementos que cuando alguien logra tenerlos (pero sobre todo mostrarlos en público) convierten al político en alguien de cuidado al que obligadamente propios y extraños le dan seguimiento con lupa.
Es el caso del titular de la SEV, Zenyazen Escobar García, quien con su reciente aparición pública con motivo de su comparecencia en el Congreso espantó a más de cuatro al informar que construyó obras en 184 municipios veracruzanos con una inversión de casi mil 400 millones de pesos estatales y federales.
Eso, que le ha permitido un contacto permanente con padres de familia y que por cientos han recibido el beneficio que sus hijos anhelaban desde hace años; queda ahí pendiente para futuras empresas políticas de Zenyazen y tal vez no espantó demasiado.
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Sin embargo, la comunión que demostró tener el titular de la SEV con el gremio magisterial sí que le puso los pelos de punta al más pintado aspirante en el 2024.
Ese reconocimiento público que le dieron la mayoría de los diputados y Zenyazen a los maestros, al profesionalismo de los maestros de Veracruz y el apapacho multitudinario que éstos le dieron previo y al final de su comparecencia fue de pensarse. Ese apapacho no se veía desde los tiempos del maestro Juan Nicolás Callejas.
¡Pero ojo! Juan Nicolás era el líder moral y efectivo de los maestros y Zenyazen es el patrón; el de enfrente, con el que se juegan vencidas y no precisamente con el que se dan abrazos y apapachos. Vaya, que se recuerde, eso no había ocurrido y menos en la SEV donde se encuentran los más aguerridos sindicatos de maestros.
Así que abusados los Ricardos, los Julens, los Dantes, los Pepes, los Cisneros y los Nahalistas, pues Zenyazen se les puede meter por el riel y amenaza con rebases peligrosos.
Por tanto, lo mejor sería que en lugar de guerra negra y sucia, los querendones del 2024 se pusieran a chambear y muy duro, pues por ejemplo, en el caso de las altísimas tarifas de la energía eléctrica, Rocío Nahle se ha visto muy mal impidiendo, o cuando menos no apoyando, para que a Veracruz se le aplique la tarifa que ya se le dio a Tabasco. Ricardo Ahued se puso del lado del pueblo, en este tema, pero no se ha visto nada efectivo hasta la fecha. Y Julen, además de hacer hasta lo imposible para convertir a su hijo en alcalde del Puerto y criticar rudamente todo lo que hace AMLO y la 4T, no se ha visto que haga algo efectivo por los veracruzanos.
Las obras y resultados son amores. |