Y es que pese a la gestión democratizadora de Marlon Ramírez Marín, los estudios muestran que al menos la mitad de los mexicanos nunca votarían de nuevo por el PRI, por lo que los esfuerzos denodados rendirán frutos… pero no tantos por el momento.
Aunado a lo anterior, los panistas no solo tienen que cargar con el priísta David Velasco, sino que también han debido cargar con un PRD que desde el 2015 es un cascarón, vacío de liderazgos y de militantes al que lo único que le quedó en los últimos años fue aliarse al PRI y al PAN.
En realidad el propio David Velasco debió haber sido el primero en darse cuenta de la metida de pata que hizo al forzar su candidatura por una Coalición que debió sacrificar al panista mejor posicionado, porque de esa fecha a la actual se le ha visto desganado y con la derrota pintada en el rostro.
Lo anterior no solo se percibe afuera, sino incluso en su propio war room ven con preocupación la actitud del candidato. “Lo vemos cambiado”, “No es el mismo de siempre”, “Se le nota desganado”, “No quiere apostarle nada y por eso ni siquiera le ha invertido a su campaña”, son algunas de las expresiones que se escuchan al interior de su propio equipo.
Al PAN en Xalapa les pasó como el viejo dicho “cuando el pobre tiene para carne, es vigilia”, pues cuando por fin veían los azules que podrían lograrlo, les metieron con calzador a un candidato externo y serán por ello, sin duda alguna, los grandes perdedores de esta Elección 2021.
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