Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, gobierna Guanajuato por el PAN;
Marina del Pilar Ávila Olmeda, gobierna Baja California por MORENA;
Alfredo Ramírez Bedolla, gobierna Michoacán por MORENA;
Alfredo del Mazo Maza, gobierna el Estado de México, por el PRI;
Enrique Alfaro Ramírez, gobierna Jalisco por Movimiento Ciudadano, Movimiento Ciudadano;
Maru Campos Galván, gobierna Chihuahua por el PAN.
Es decir, la violencia en el caso solo de homicidios dolosos no respeta color ni partidos, ya que dos de ellos son gobernados por MORENA, dos más por el PAN, uno por el PRI y otro más por Movimiento Ciudadano.
Claro está que los gobernadores María del Pilar Ávila Olmeda y Alfredo Ramírez Bedolla, de MORENA, llevan poco tiempo al frente de Baja California y Michoacán, pero no por eso se escapan de la responsabilidad y obligación de mejorar.
Por lo que hace de Enrique Alfaro, quien ayer se engalló por los señalamientos que hizo de Jalisco el titular de Gobernación Adán Augusto López Hernández y sacó a relucir “otros datos”, lo cierto es que en este Estado las cosas no andan tan bien, y mejor se hubiera quedado calladito.
El Estado de México con Alfredo del Mazo Maza, es quizá el hueso más duro de roer, ya que por la proximidad del cambio de gobierno, las cifras exhibidas por Rosa Icela Rodríguez le podrían traer votos en contra al candidato, ya sea del PRI o de la Alianza va por México, que eventualmente conformarán PAN, PRI y PRD.
Y por último llama la atención que mientras Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, de Guanajuato, y Maru Campos Galván, de Chihuahua, por el PAN, tienen serios problemas de seguridad, sus legisladores federales se oponen a la permanencia de las Fuerzas Armadas.
Así, una cosa es la realidad y otra muy distinta el discurso político. | 
