Al menos ninguno de los expresidentes del CDE quiere ni acercarse a los cafés a decir esta boca es mía, ni siquiera a proponer una reunión con sus respectivos equipos políticos para tratar el tema de la sustitución en consecuencia de Adolfo Ramírez Arana.
No hay un solo exalcalde priista, exdiputado local o federal, o algún exsenador que quiera hablar del tema. Es más, se comenta que el exdirigente estatal priista Amadeo Flores Espinosa, ya cambió de número telefónico por tantos priistas que lo buscan para que opere un cambio acelerado en la dirigencia estatal.
Vaya, ni siquiera los seguidores e impulsores de la reciente campaña política de Pepe Yunes, están dispuestos a plantearle al de Perote que encabece la reacción antialito en Veracruz.
El peor tema es que algo muy parecido sucede cuando en lo alto de la dirigencia estatal priista se aborda el tema de las municipales del 2025. Se barajan nombres y nombres de posibles candidatos, pero nomás no encuentran quién. La mayoría se reportan enfermos y otros argumentan que ya pasó su tiempo y que le sería bien al PRI un cambio generacional.
Lo único bueno que se escucha en los cafés es que la pasada elección sirvió para que a los de siempre, a los gurús, a los dinosaurios, se les jubilara moralmente.
Al menos, será difícil que algún Yunes de los que no se han cambiado de partido quiera volverse a meter al ajo o ser parte del velorio tricolor.
Los canillazos del día son para aquellos que luego de jurarle amor eterno al PRI hoy hacen como que la Virgen les habla, esperando que ni al entierro los inviten. | 
