Sin embargo, cabe preguntarse si el desaire fue de ellos o de la Presidenta. ¿Qué hubiera hecho otro presidente al ver que los de ese grupo, alegremente se tomaban una fotografía? ¿Qué hubiera hecho, por ejemplo, Peña Nieto? Muy probablemente incluso se hubiera colocado entre ellos para compartir la foto y hasta una selfie hubiera propiciado.
Si la reacción de Claudia hubiera sido abierta y amistosa, no hubiera pasado nada, al contrario, se hubiera sellado en una selfie la “unidad” en el movimiento.
Pero así es la política y no está sujeta a transformación alguna.
Al final los exhibidos se disculparon y la oposición aprovechó el tema para, como antes se dijo, “amarrar navajas”.
Aquí en Veracruz otro ejemplo. Apenas Rocío Nahle anunció en Coatzacoalcos que fusionaría las secretarías de Turismo con la de Cultura, de inmediato amarraron navajas con que la titular sacrificada sería Xóchitl Molina (la de Cultura) y hasta se aseguró que la razón era el incidente de la agresión a una compañera reportera. Así, el tema estaría cerrado, señalaron algunos.
Pero el jolgorio apenas duró unas 24 horas, pues de inmediato la gobernadora Rocío Nahle atajó con que Xóchitl Molina no se va.
En este amarre de navajas quedaría en el aire la reflexión de si una “agresión” de un encargado de comunicación social de una dependencia sería suficiente para que un jefe de Estado decidiera desaparecer una Secretaría. Caray, qué baratas dejarían las decisiones gubernamentales y cuánta importancia le estarían dando a un par de errores (por muy graves que sean) de los encargados de una dependencia.
Y pues bueno, como se atajó de inmediato la salida de Xóchitl, más rápido que velozmente comenzaron a amarrarle navajas a Nena de la Reguera. “Y entonces ¿La que se irá será la secretaria de turismo?”. Se preguntaron algunos. Recordando que supuestamente en días pasados estaba por presentar su renuncia a la gobernadora.
Es decir, en política, el amarre de navajas es pan de todos los días, y eso no responde a transformación alguna. |