Los jóvenes veracruzanos volvieron a las calles: Cerca de 500 personas, en su mayoría estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana, una veintena de profesores y más de 50 madres del colectivo Solecito de Veracruz, clamaron justicia por el cruel asesinato de Génesis Urrutia Ramírez, Octavio Baruch García y Leobardo Arroyo.
Vestidos con playeras y blusas blancas, con las manos repletas de girasoles y con globos blancos, otros con pancartas y mensajes de indignación, los muchachos se congregaron puntualmente en el tranvía del recuerdo, en el Centro Histórico de Veracruz.
Casi simultáneamente arribaron las madres de desaparecidos (las mismas que descubrieron unas 80 fosas clandestinas al norte de la ciudad), quienes nunca soltaron las imágenes de sus hijos y familiares.
Una vez que el vicerrector de la región Veracruz, Alfonso Pérez Morales, se unió al contingente, la marcha inició y continuó por la calle Víctimas del 25 de junio hasta converger en el bulevar costero.
-¿Qué queremos?- gritó una voz al frente del grupo.
-¡Justicia!- respondieron los cientos de universitarios, profesores y madres que se unieron para manifestar su hartazgo por la ola de violencia que azota a Veracruz y que, particularmente, se ha centrado en los jóvenes.
Los rostros de Génesis, Octavio y Leobardo fueron acompañados por decenas de rostros más de personas que un día salieron de casa y nunca volvieron.
Se trata de caras sin arrugas, con algunas imperfecciones. De cabelleras negras y castañas. De sonrisas adolescentes o apenas entradas en la adultez. De semblantes que se quieren comer el mundo en unas cuantas mordidas.
Son desaparecidos. Son jóvenes.
SIGUEN LAS DESAPARICIONES
La marcha no es sólo por los 3 estudiantes de la UV y del Instituto Tecnológico de Veracruz, cuyos cuerpos aparecieron ocultos en bolsas negras en las inmediaciones del municipio de Camarón de Tejada.
También es para recordar que en Veracruz, todos los días, hay decenas de casos de personas que son plagiadas o que simplemente se esfuman sin dejar rastro.
Uno de ellos es Alejandro Novoa Ramón, un joven de 18 años que el pasado 8 de septiembre fue raptado por un grupo de hombres armados.
"Fue a la una de la tarde en la avenida principal de El Tejar (Medellín). Sólo sé que se lo llevaron en una camioneta y desde hace un mes no he vuelto a saber de él (...) No tengo ni una sola pista de dónde podría estar, pues la Fiscalía no investiga, no lo buscan", relató su madre Ana Rojas, que ahora es parte del Colectivo Solecito de Veracruz.
A diferencia de los 3 jóvenes originarios de Jáltipan, Acayucan y Tres Valles, respectivamente, el paradero de Alejandro es desconocido. No se sabe si aún está vivo o si se sumó a la cifra de muertos. Tampoco hay un indicio, en el dado caso, de dónde podría estar su cuerpo.
"Carajo, sólo les pedimos que hagan su trabajo. No resuelven nada y te cobran para todo. Te hacen dar vueltas y almacenan copias que no sabemos a dónde van a parar o si sirven para la investigación", dijo con un coraje que llega hasta las lágrimas.
'FISCAL, El PUEBLO TE REPUDIA'
La marcha de la indignación y del hartazgo avanzó por el bulevar Manuel Ávila Camacho en dirección al Sur. Cerca de las 8 de la noche, tras casi dos horas de caminata, el contingente se apostó a las afueras de la Unidad de Atención Temprana Boca del Río de la Fiscalía General del Estado.
Apenas y se escucharon los gritos de los jóvenes, los ocupantes de la oficina localizada en el bulevar Ruiz Cortines cerraron la puerta con candado y se resguardaron.
El movimiento estudiantil y de madres de desaparecidos nunca perdió la compostura, salvo el reclamo enérgico del activista Filemón Robles, quien insistió a los burócratas de la FGE a salir a dar la cara.
"Luis Ángel Bravo, sé que no estás aquí, pero donde quiere que estés el pueblo de Veracruz te repudia. Lárgate sinvergüenza", gritó Robles frente al ventanal de cristal que resguardó a los funcionarios.
Los girasoles que portaban las amigas de Génesis tuvieron su destino en un pequeño altar improvisado a los pies del edificio gubernamental. El cuadro fue complementado por un par de fotografías y una veladora.
'JÓVENES, NO SE CRUCEN DE BRAZOS'
Tras caminar una decena de kilómetros en compañía de los estudiantes, Lucía Díaz Genao, representante del Colectivo Solecito de Veracruz, reservó fuerza para expresar su preocupación por la situación de violencia y a su vez alentar a quienes decidieron salir a las calles.
"Cuando una sociedad tiene a sus jóvenes en peligro está amenazada de desaparecer como tal, la juventud es la que garantiza el futuro y en Veracruz hay una juventud que tiene acotadas todas sus acciones.
"Es una tragedia lo que estamos viviendo y está golpeando justo al segmento de la población más vulnerable e importante (...) Si no damos la batalla como sociedad y no nos ponemos a luchar por los jóvenes, nadie lo va a hacer porque las autoridades se han dedicado a criminalizarlos, haciéndolos sentir como si tuvieran que pagar algo", dijo.
Díaz Genao, quien desde el 28 de julio del 2013 busca a su hijo Luis Guillermo Lagunes Díaz, alertó sobre el inminente riesgo de que la situación empeore si la sociedad no se involucra.
"La tendencia es a empeorar y no debemos permitirlo, parece que los jóvenes tienen un estigma encima y no debe ser así (...) Ellos tienen todo el derecho de ser jóvenes, el derecho a cometer errores y salir adelante, como lo hicimos los mayores.
"Muchachos, no se queden cruzados de brazos y hagan que sus familias también respondan por ustedes, luchen porque Veracruz sea el lugar que amamos y merecemos", expresó.
La movilización continuó hasta la Facultad de Comunicación y terminó en el mosaico de fotografías instalado por la mañana del lunes, en la que, sobre todas las cosas, sobresale la sonrisa de Génesis Urrutia.
|
