La Autoridad de Información Financiera de la Santa Sede (AIF), organismo encargado de vigilar la transparencia económica, anunció ayer que pidió la apertura de 22 investigaciones por irregularidades cometidas en 2016 a través del Vaticano. El presidente de la AIF, René Brülhart, nombrado en 2012 bajo el pontificado de Benedicto XVI, destacó que el año pasado, el número de “informes” presentados por transacciones sospechosas se redujo a 207 en comparación con 2015, en que fueron 544. Los informes atañen cuentas del Instituto para las Obras de Religión (IOR, mejor conocido como Banco del Vaticano), ubicado en una torre medieval en la Ciudad del Vaticano, y parte de ellos van a terminar en manos del fiscal del Vaticano para mayores controles. En el marco de la lucha contra el lavado de dinero, el Vaticano suspendió en 2016 más de dos millones de transacciones y operaciones de dudosa procedencia. Y más de 1.5 millones en cuentas y fondos fueron congelados el año pasado. La limpieza del Banco del Vaticano, involucrado en escándalos por nexos con la mafia y lavado de dinero, se completó a finales de 2015, con el cierre de cerca de cinco mil cuentas. Entre 2011 y 2016, el Vaticano firmó 32 tratados para intercambiar información financiera con otros países para combatir el lavado de dinero.
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