Se replicará el modelo aplicado en Oaxaca, donde se acabaron los moches de los contratistas y las obras se ejecutan por administración directa, con la participación del pueblo.
Municipios como Huayacocotla y sus vecinos de Ilamatlán, Texcatepec, Zacualpan y Zontecomatlán, históricamente habían estado en el olvido del régimen. Símbolo de su aislamiento son las dificultades físicas para llegar a ellos: las penosas carreteras que Andrés Manuel y Cuitláhuac conocieron y recorrieron varias veces cuando fueron candidatos.
Las comparaciones son odiosas, pero en Ilamatlán se recuerda la llegada del presidente Vicente Fox y los suyos en un impresionante despliegue de helicópteros Super Puma, de poderoso rugido, cimbrando las endebles casas. Llegó y se comportó como lo haría un viajero a un continente remoto de cultura extraña: infranqueable la barrera mental, insuperable –hasta la fecha- su distancia con la realidad, indescifrables sus chocantes chistes de turista condescendiente, desconectado de sus anfitriones, inexistente el vínculo con el pueblo que vive y enfrenta desafíos en el México real.
Andrés Manuel, en cambio, se dio tiempo de venir por carretera desde la Ciudad de México y hacer una escala para comer barbacoa con su hijo Jesús en un negocio de Hidalgo llamado “El carnerito” que, como pocos, desde ahora tiene la púbica recomendación presidencial de excelencia. Viniendo de alguien como el Presidente, que ha comido en incontables paradores a la vera de todos los caminos entre Tijuana y Chetumal, su calificación equivale a una Estrella Michelin mexicana.
Venir por carretera le permite, explica Andrés Manuel, supervisar las condiciones en que se encuentran los caminos, verificar con sus propios ojos los avances de las obras prometidas, escuchar sin filtros lo que la gente le puede decir cuando el encuentro es espontáneo y las expresiones son auténticas.
Con esa actitud, no resulta extraño porqué el Presidente terminó el 2019 con una aprobación ciudadana de 79 porciento.
Así que cualquier día veremos al Presidente regresar en camioneta a la Sierra de Huayacocotla para atestiguar el avance de su instrucción –el circuito carretero estará terminado en tres años- y convivir con la gente, visita que seguramente estará acompañada de nuevas recomendaciones gastronómicas.
Honradamente, yo no conozco todo el país. Pero sí conozco bien Los Tuxtlas, mi casa, donde tengo varias recomendaciones de excelente comida con tortillas hechas a mano que bien merecen una recomendación presidencial.
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