La instrucción del presidente fue clara para las gobernadoras y gobernadores de Morena y aliados: pueden meterse con el INE o el Órgano Local Electoral cuantas veces sea necesario, apenas sientan que trastoca la objetividad, o bien, pongan en peligro la victoria.
De ahí que Cuitláhuac García no muestre empacho alguno en dirigirse como guste a un vocal del INE, o que incluso ponga en entredicho su integridad moral. El mandatario siente hoy, más que nunca, el respaldo de AMLO y de una eventual secretaría de despacho con Sheinbaum.
El conflicto surgido entre Cuitláhuac García y Josué Cervantes deja peores dividendos para el gobernador (desde el manejo del lenguaje hasta el detalle de los argumentos). Además, por muy “emanado del pueblo” que sea, “lo cortés no quita lo valiente”, y el INE no decidirá la elección.
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