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"ME DAN VERGÜENZA LOS DIPUTADOS PRIÍSTAS, COBARDES": AHUED

De la columna "Figuras y figurones"

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Francisco Licona
2016-06-02  
10:30

Los diputados, sobre todo los del PRI, la volvieron a defecar en el Congreso Local veracruzano, cuando, en menos de 20 días, un gran número de los diputados de esa bancada volvieron a reventar la sesión para evitar se escuchara lo que los diputados de Acción Nacional querían exponer acerca de la corrupción, inseguridad, a los funcionarios del OPLE y los desvíos gubernamentales.


A todas luces fue grotesco cómo la propia diputada Presidente de la Mesa Directiva, Octavia Ortega Arteaga, azuzada por el Presidente de la Junta de Coordinación Política, diputado Juan Nicolás Callejas, encendió la mecha del bochornoso zafarrancho al interrumpir ¡A GRITOS! a la diputada panista Ana Cristina Ledezma, cuando ésta fijaba el posicionamiento de su partido sobre el reparto de comisiones legislativas. La orden de Juan Nicolás fue “¡Que no hable!” y Octavia, sumisa, la acató. Pero, como sucede cuando el valor puede más que la fuerza de los gritos, a la diputada Ledezma no la pudieron callar y se inició una vergonzosa confrontación abajo de la tribuna con expresiones impropias de legisladores serios. Fue tan duro el careo que la mayoría de diputados priístas, sin argumentos legales y válidos, optaron por abandonar la sala cobardemente para romper el quórum y evitar que la sesión se llevara al cabo.  


Aunque pudiera pensarse que el zafarrancho fue un evento espontáneo, no fue así. La vergonzosa salida fue planeada desde antes. Horas antes, por instrucciones precisas de Juan Nicolás Callejas los demás presidentes de las fracciones legislativas acordaron -excluyendo a los panistas y perredistas- que en el orden del día para la sesión no habría pronunciamientos políticos para “no confundir al electorado ante lo cercano de las elecciones”. Aun así, y “por si acaso” el viejo líder moral de los maestros y de la Junta de Coordinación Política, al ver que en tribuna las palabras de Ana Ledezma podrían derivar a vertientes poco favorables, le envió el mensaje mediante el celular a la diputada presidente de la mesa directiva Octavia Ortega Arteaga de aplicar la Ley Mordaza para que no la dejara hablar a ella o a cualquier otro diputado o diputada que lo intentara; y si eso no funcionaba, el acuerdo siempre fue claro, “Reventar” la sesión. El viejo zorro, por sus pistolas, adelantó un día la veda electoral para su conveniencia política.


Ana Ledezma alzaba cada vez más la voz y con mayores gritos era callada por Octavia, por lo que Callejas activó el plan B y la mayoría de los diputados priístas abandonaron el salón del pleno. Se quedaron solo dos o tres quienes de plano se rebelaron a la orden de Nicolás Callejas. Entre ellos, sumamente molesto e indignado por la forma tan vergonzosa en que sus compañeros diputados le daban la espalda al debate y salían corriendo, estaba el diputado “priísta” xalapeño Ricardo Ahued Bardauil. 


Ahued ya ha dado muestras de respeto por el ejercicio legislativo, no solo en la aldea sino también sus actuaciones en la máxima tribuna nacional del Congreso de la Unión han sentado precedentes de valor y de coherencia. Con sus posturas serias se ha ganado el respeto de la sociedad y el encono de sus correligionarios que lo ven muy lejano al que hasta hoy es su partido político, el PRI. Su figura honorable ha sido utilizada por el PRI solo para ganar elecciones, y es la fecha que pocos entienden por qué no se convierte en Independiente.


Ayer, Ahued dio una cátedra de lo que deben ser y hacer los diputados y se los dijo claro con palabras fuertes pero verdaderas, cuando acusó a los priístas que abandonaron la sala de incompetentes y cobardes: “Me dan vergüenza, se supone que aquí venimos a debatir, si no están de acuerdo, por eso nos pagan, pero irse, correr de manera cobarde es algo que no podemos tolerar”. 


Explicó y criticó: “Eso de salir corriendo en un debate es una vergüenza. Yo no puedo salir a la calle y que me sigan señalando por culpa de ineptitudes de gente de mi partido. No lo merecemos; no podemos salir corriendo cada vez que nos incomoda algo”.


Ahued ya pintó su raya: “No me importa lo que diga mi partido, yo no tolero semejantes barbaridades, yo solo obedezco a mi conciencia y a mi criterio”. Es decir, ni el PRI, ni Juan Nicolás Callejas Arroyo, gobiernan su criterio, su actuar, su pensar. Él sí sabe que para estar en el Congreso hay que responderle al que paga, el Pueblo. ¡Vaya pantalones! ¡Vaya nivel tan bajo de los diputados priístas! 


A días de la contienda electoral, los diputados priístas en nada abonaron a la confianza ciudadana. La defecaron y feo. Si así son los que están… ¿Qué se puede esperar de los que lleguen? 

 
 
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