Es una amistad larga la de Miguel Ángel y Manuel; viene desde los profundos surcos del sexenio de Rafael Hernández Ochoa, en donde ambos formaban la mitad de una cuarteta formidable que se completaba con Carlos Padilla Becerra y el recordado José Luis Lobato Campos, el primero que se adelantó.
Pero Manuel Muñoz Gánem siguió desde aquel entonces muy pegado a Miguel Ángel Yunes Linares… desde aquel -lejano- entonces, muy joven, tal vez 25 años, cuando empezó su carrera política como Presidente Municipal de Tuxpan. Y lo estaba haciendo tan bien y con tantos bríos que Hernández Ochoa le pidió solicitara licencia y se viniera a Xalapa como Director de Turismo (en ese tiempo, las secretarías se llamaban direcciones).
Ahí nacieron esas amistades perennes, en esos años 70 del siglo pasado, entre la música que todos oíamos de los Bee Gees y los bailes insospechados del primer Travolta, que tratábamos de imitar con pobres resultados. Miguel Ángel, Manuel, José Luis y Carlos eran el pókar preferido de don Rafa, y le cumplieron a cabalidad: en el IPE asombroso de Lobato; en el DIF y la valiente alcaldía xalapeña de Padilla Becerra; en Patrimonio y una sorpresiva CNOP revivida por Yunes Linares, y con la eficaz promoción turística de Muñoz Gánem.
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A partir de aquel entonces, el currículum de Manuel Muñoz Gánem va emparejado en la carrera política de su amigo, pues estuvo con él en Aeropuertos y Servicios Auxiliares durante el exilio acostalagunista, en la Secretaría de Gobierno con el gobernador Chirinos, en la Subsecretaría de Seguridad Pública federal, en el ISSSTE.
Muñoz Gánem estuvo también en toda la cruzada de Yunes Linares para llegar a la gubernatura actual; una cruzada que duró 20 años, llena de sacrificios, de trabajo, de sangre, sudor y lágrimas, pero coronada con la victoria que por fin hizo sonreír a Miguel Ángel el 5 de junio, y el 1º de diciembre, y en los 30 y tantos días que lleva como Gobernador de todos los veracruzanos.
Cuando ahora el Gobernador le dice a cualquiera de sus colaboradores “Velo con Manuel”, no faltan quienes recuerdan lo poderoso que llegó a ser José Córdoba Montoya en el sexenio del presidente Salinas, que repetía constantemente a sus secretarios de despacho: “Velo con Pepe”. (Bueno, el símil solamente llega hasta ahí, porque nada que ver la dureza y frialdad del francés Córdoba con la educación y decencia de don Manuel, que muestra una mano suave aunque muy firme -aquí recuerdo lo que me decía el gobernador panista Felipe González: Mire, los de Aguascalientes hemos hecho fama porque somos buenos… buenos, pero no dejados.).
Siempre leal, siempre con la confianza, siempre eficiente, Manuel Muñoz Gánem estudió contabilidad y por eso sabe de números para entregar buenas cuentas, pro también por eso se norma con el principio de que las cifras deben cuadrar para que las amistades sean largas.
La figura de Jefe del Gabinete creada ex profeso para él sirve para garantizar el control del Gobernador sobre sus funcionarios -dicho en los mejores términos- y para asegurar que las órdenes dadas sean cumplidas estrictamente como fueron formuladas. En esta crisis profunda, en esta emergencia financiera inédita, no hay tiempo para errores. Manuel Muñoz Gánem tiene la delicada misión de evitar que sucedan.
Discreto, leal, capaz, Miguel Ángel sabe y lo dice que tiene en Manuel a un tesoro, que eso es la amistad verdadera…
Como ésta.
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