En julio tuve la oportunidad de entrevistar a Renato Alarcón en la radio y aparte de los resultados del proceso electoral le hice la pregunta que me pareció obligada “Renato, tiene rato que te están cafeteando, ¿Te vas o no te vas del PRI?”.
Por ese entonces sonaba muy fuerte la llegada de Américo Zúñiga Martínez, Presidente Municipal de Xalapa, a la Presidencia del Comité Directivo Estatal. Fueron semanas enteras que lo trajeron a periodicazo limpio.
El análisis político indicaba que ni Renato Alarcón ni Enrique Ochoa Reza pasarían de septiembre y que serían sustituidos antes de iniciar el proceso electoral (que es cuando en el PRI ya no se pueden hacer movimientos), pues ese partido político tradicionalmente cuando tiene un líder que hace mal las cosas, lo sustituye; y cuando lo hace bien, lo promueve.
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Después lo entrevisté personalmente y me dijo que con tanto trajín periodístico no tiene el cuero duro. No, mira -me dice dándose golpecitos con los nudillos en el antebrazo-, no tengo el cuero duro, lo tengo galvanizado. Le pongo en la mesa cuatro casos que entiendo fueron complicados para la elección de candidatos, Boca del Río, Totutla, Coatepec y Poza Rica. En los cuatro los registros periodísticos dan una versión muy distinta a la que él me da. Pero mira Atticuss -me ataja-, entiendo cómo es esto, y como en cada municipio había muchos aspirantes, pues sólo uno queda contento y otros diecinueve se van mentándomela. Ahora lo que tengo que hacer, y es lo que comenzaré a hacer ahora en septiembre, es tratar de sentarme con todos, ganadores, perdedores, los que salieron elegidos y los que no se eligieron, el PRI de Veracruz necesita entrar en una operación cicatriz.
Todavía la semana pasada le dieron un nuevo calambre con la versión de que sería sustituido por Fidel Kuri Grajales, dueño de Los Tiburones Rojos, pero Renato ahí sigue, como diría él, con la piel galvanizada.
¿Cuánto tiempo más resistirá en el puesto? Apostarlo sería demasiado osado. Yo pensé que no pasaba de septiembre, pero mire, ya inició el proceso y ahí sigue. En julio decían que era cuestión de días y ahí sigue. Hace días lo seguían cafeteando y ahí sigue.
Una cosa es cierta, su permanencia no se debe a sus buenos resultados sino a los difíciles tiempos políticos. Dentro de su palmarés apenas se encuentra ganar menos de 50 municipios en la pasada elección; obtener menos de 550,000 votos como PRI; haber visto cómo el partido diezmaba sus regidurías; sortear a los sombrerazos la millonaria multa por la pasada elección 2016; tener que correr a un centenar de trabajadores; no haberse dado cuenta que se le escapaba a la oposición su Secretaria General… y un corolario de malos resultados que normalmente serían reprensibles, pero que después del huracán Duarte hasta se sienten como resultados “decentes” o fuera de su rango de acción.
Para mayor seguridad le apuesto que Renato dejará el PRI hasta el 23 de enero del 2018, que es cuando termina su periodo, y para esas fechas ya se verá si su operación cicatriz le da para buscar una posición plurinominal.
Esa operación cicatriz es vital para su partido. Sin ella no podrán arrancar medianamente bien la elección del 2018.
Hasta este momento Renato ha hecho lo posible, no lo deseable… pero es momento que comience a demostrar por qué le vieron espolones para gallo. Es momento que recorra los 212 municipios en donde dejó enojados, que conduela a los perdedores y amarre con los ganadores, que se siente con la prensa y tienda puentes, que acorace esa piel galvanizada y salga a demostrar que puede ser un buen líder priista y no solo un jilguero reaccionario del gobierno de Yunes.
Si lo hace, llega a Reyes Magos… si no, no llega ni al pavo.
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