El caso es que Orizaba fue el único municipio importante que el PRI retuvo en los comicios de este año, lo que de inmediato generó una expectativa en torno a la figura de Diez Francos como un activo electoral con miras al 2018.
La carrera política de Juan Manuel Diez es relativamente corta. Entró como “bateador emergente” a la candidatura del PRI a la alcaldía orizabeña en 2007, una semana antes de aquellos comicios intermedios del sexenio de Fidel Herrera Beltrán.
Contra todos los pronósticos, ganó aquella elección. A pesar de que no hizo campaña. A pesar de no tener contacto alguno con los estratos populares de la población orizabeña. Y a pesar de no ser priista, y que por el contrario, por su condición de acaudalado empresario en una ciudad bastante conservadora, su perfil y sus relaciones encajaran más bien en el ámbito del panismo.
Pero fue precisamente Fidel Herrera Beltrán, que en aquellos años verdaderamente estaba “en la plenitud del pinche poder”, quien lo invitó a una aventura que parecía destinada al fracaso y que derivó en una carrera política que en diez años le ha llevado a ser presidente municipal en dos ocasiones y diputado federal. Con todo y su carácter déspota y sus decisiones polémicas, como la de colocar una estatua de Porfirio Díaz en la región que fue la cuna del movimiento obrero que desembocó poco después en la Revolución Mexicana. O la de realizar varias obras públicas que beneficiaron directa y descaradamente sus negocios particulares.
Al menos en apariencia, Diez Francos es el político que en este momento representa los intereses del fidelismo en Veracruz de cara a la sucesión en la gubernatura. No por nada un declarado fidelista como el diputado federal Jorge Carvallo Delfín salió a declarar a los medios este lunes que el munícipe de la Pluviosilla podría ser el “tercero en discordia” para la candidatura del PRI.
Una declaración de ese tipo, proveniente de un político como Carvallo Delfín, no suele ser una casualidad, sino un mensaje. Aderezado con la “tenebra” que caracteriza a ese grupo, que juega con las expectativas y las ambiciones de los demás para su propio provecho.
Por lo pronto, pareciera que dieron un paso en falso, pues la inserción de la que hablábamos en un principio, bien podría ser denunciada como un acto anticipado de campaña de Diez Francos. Salvo por el detalle de que como responsable de la publicación se acreditó un supuesto y fantasmagórico “Club de Fans de Diez”, del cual el empresario metido a político podría deslindarse. Cosa que, valga decir, no ha hecho.
La cercana relación entre Juan Manuel Diez y Fidel Herrera podría serle de gran utilidad al orizabeño, dentro y fuera del PRI, si decide realmente buscar la candidatura a la gubernatura. Porque aunque parezca increíble, en muchos lados del estado de Veracruz verdaderamente se añoran los tiempos de la “fidelidad”.
Así de corta es la memoria.
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