La verdad de las cosas es que a Cuitláhuac García le obsequiaron una victoria. Si el mandatario veracruzano no fuera tan inoperante como Gobernador, AMLO no habría rebasado ya las diez visitas oficiales al estado.
“Cuitláhuac está mal y de malas”, dijeron a López Obrador cuando regresaba con su comitiva cercana a CDMX. “No le respetan ni sus colaboradores. Necesitamos echar a andar los planes acordados a la brevedad posible”, comentaron al tabasqueño.
Me cuentan que López Obrador tomó una botella con agua, dio un largo trago, y aceptó que uno de los errores más claros había sido colocar a Cuitláhuac García como candidato. “Pero es leal”, dijo AMLO, “leal y honesto, aunque no tenga los oficios para gobernar”.
“Andrés Manuel, ¿por qué no haces una encuesta a mano alzada para la siguiente que vengamos a Veracruz sobre la permanencia de Cuitláhuac?” - le preguntaron en ese ambiente relajado-.
“No, cómo crees, voy invicto en las encuestas a mano alzada con el pueblo, si pregunto eso puedo perder”, y carcajeó un poco, fiel a su estilo.
Lo tienen claro en Palacio Nacional: a nivel “estados”, el Gobierno de Veracruz es el punto más vulnerable de la 4T.
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